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 domingo, 11 de septiembre de 2005  
La historia de Celestino, imputado de practicar un aborto
"Para un homosexual la vida no es fácil, pero mi hijo me la cambió"
Al detenerlo la policía debió afrontar la desesperación del nene, que no quería despegarse de su papá

Silvina Dezorzi / La Capital

SILVINA DEZORZI

Celestino se define como homosexual, no como travesti ni como transexual. Y otra marca de identidad tanto o más fuerte que esa es la de padre. Esa doble condición, que hasta hace poco se veía socialmente como paradójica, cuando no como imposible, fue la que dio significado a su vida. Pero ahora Celestino atraviesa una difícil situación: está imputado de haber practicado un aborto a una menor y por eso pasó varios días detenido, antes de ser excarcelado. Lo que dio más singularidad a su historia es que al momento del arresto la policía debió lidiar con un hecho tan conmovedor como inesperado: la aparición de su hijo de 10 años, con quien vive, que llorando no quería despegarse de su papá. En el barrio dicen que el nene es su hijo porque él decidió anotarlo como propio después de convencer a una mujer de que no abortara. Y esa sí que aparece, ahora, como una paradoja.

Celestino tiene 57 años (no 59 ni 60, como inicialmente informó la policía), carece de antecedentes penales y vive en el barrio San Francisquito (y no en Villa La Boca) desde hace 24 años. En un cara a cara difícil, interrumpido más de una vez por el llanto y con el acuerdo de no hablar de la causa ni tomarse fotos, Celestino dialogó con La Capital a poco de salir del penal de la comisaría 32ª, donde por primera vez en su vida pasó seis días detenido y a disposición del Juzgado de Instrucción Nº9.

-¿De qué vivís?

-Trabajo en un centro comunitario. Soy jefe de cocina.

-¿Cocinás bien?

-Sí, tengo once personas a cargo, todas mujeres.

-¿Cómo te llevás con ellas?

-Rebién. Incluso mi patrona fue a verme cuando estaba en el penal.

-¿Cuál es el vínculo que tenés con el nene?

-El nene me llama papá. Y yo soy su papá.

-¿Cómo es criar a un hijo solo, en un barrio pobre?

-Y, es duro, pero para el amor no hay nada demasiado duro. Yo no podría vivir hoy sin mi hijo, a pesar de que hasta que él nació ya había pasado la mayor parte de mi vida solo. Pero hace 10 años que estoy con él y no puedo ni imaginarme sin el nene.

-¿Y qué pensás que siente él?

-Lo mismo, cuando me detienen, para separarlo de mí, tuvo que venir mi familia a buscarlo. Tuvo vómitos, lloraba, fue duro.

-Están muy pegados...

-Sí.

-¿Hacés pública tu homosexualidad?

-Sí.

-¿Con eso no hay problemas en el barrio?

-No, es un barrio maravilloso, con gente que me ayuda y que se ayuda.

-En el barrio te quieren mucho...

-Sí, no tengo problemas con nadie. Aparte, no me gusta andar travestido en la calle ni mucho menos llamar la atención.

-Pero entonces, ¿te definís como homosexual o como travesti?

-Como homosexual. Por eso rechazo cosas que escuché, como que yo soy una travesti.

-¿Y cómo manejás ese tema con tu nene?

-Bueno, mi nene, que tiene 10 años, jamás me vio en nada ni me va a ver. Porque mi vida es mía y no puedo exponerlo a él a que me vea con alguien. Hace 10 años que estoy solo.

-¿No tenés pareja?

-No tengo pareja. Sí amigos, matrimonios amigos, parejas amigas, amigos solos. Pero nunca más con nadie. Y bueno, me dedico a él. Y es él, nada más. No necesito vivir en pareja.

-El nene va a la escuela, ¿verdad?

-Sí, va.

-¿Y cómo anda en la escuela?

-Muy bien. Lo que más le gusta es matemática. Además está en el club, donde juega al fútbol sábado y domingo, y martes y jueves va a las prácticas.

-O sea, es un nene con mucha actividad.

-Sí, claro, a pesar de lo que pueda pensar la gente de mí, el nene tiene una actividad normal.

-¿Y él registra su situación familiar como algo diferente de la de otros pibes, sobre todo por tener un papá homosexual?

-No. Yo soy el papá y punto.

-¿Cómo es tu relación con los otros padres y los maestros cuando vas a las reuniones de la escuela?

-Yo voy a las reuniones de madres y de padres, como cualquiera que ha quedado solo con su hijo. Incluso la directora de la escuela, que es una persona muy comprensiva, ya una vez me dijo que algunos preguntaban cómo podía ir yo a una reunión de madres si era de mujeres. Y bueno, entonces la directora les dijo que yo iba a las reuniones de mamás y de papás porque si vamos al caso hago de las dos cosas.

-La familia ha cambiado mucho. Hasta hace unos años era escandaloso el divorcio y se hablaba de los hijos de padres separados, después de las familias ensambladas, también de las monoparentales y ahora se habla de las familias homosexuales. ¿Pensás que la tuya es una de esas nuevas formas de familia?

-No. Pienso en mi familia como yo papá y mi hijo, nada más. El no ve a otra persona a la que le tenga que decir mamá o le tenga que decir papá. Es muy distinto cuando es una pareja de homosexuales la que cría a una criatura, porque hay dos personas de un mismo sexo. Y yo no, soy una sola persona, masculina: el papá soy yo.

-¿Qué dijo tu familia cuando se enteró de que tenías un hijo?

-Mis hermanos se pusieron muy contentos. Porque saben lo que yo soy y lo que valgo. Mi familia siempre me ha aceptado.

-Bueno, de hecho se quedaron con el nene mientras estuviste detenido.

-Sí, tanto mis hermanas como mis hermanos. Gente grande. La más chica tiene 48 años. Yo sería el tercero de seis. Igual que mis cuñados y mis cuñadas. Me apoyan.

-¿Te cambió mucho la vida la llegada de un hijo?

-Sí, completamente. Para bien.

-Contame.

-Bueno, qué sé yo... Para un homosexual no es fácil la vida. Está la discriminación, vas a un lado a buscar trabajo y no te lo dan por lo que sos. Tenés muchos tropiezos. Y a mí, a partir de mi hijo, todo me cambió mucho. Fue por él que se me abrieron mucho las puertas.

-¿Querés decir algo que yo no te haya preguntado?

-No. Solamente que quiero salir de esto lo antes posible. Y perdón, no puedo hablar más.
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Un padre y un hijo constituyen una familia, sostiene Celestino.

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