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 domingo, 14 de agosto de 2005  
En estado de excitación
<i>Poesía. El soliloquio de la reina, de Elizabeth Neira. Junco y capulí. Rosario, 2005, 44 páginas. </i>

Osvaldo Aguirre / La Capital

Una reina destronada, un poco loca, un poco mala y adicta a la terapia desde su más tierna infancia. Ese es el personaje al que hace hablar con vehemencia y gracia Elizabeth Neira (Santiago de Chile, 1973) en este opúsculo poético-teatral. El soliloquio se desencadena a partir de la ausencia y del silencio de un amor, una falta de correspondencia que está cargada de significado: "es tu perversa y sutil manera/ de infligir/ un daño profundo".

Las palabras de Abyecta -como se llama la protagonista- serán entonces una forma de vengarse contra ese otro que se fue sin dejar ni pedir noticias. Hablar supone un acto físico, ya que aquí las palabras también se comen y se vomitan, se orinan y se vierten en lágrimas. De ahí un "permanente estado de excitación", potenciado de paso por la situación de abandono.

Más que consuelo, lo que aparece en principio es cierta decepción: "Mis palabras siempre equivocan el lugar/ son piedras ciegas/ lanzadas contra blancos imaginarios". También surge la sospecha de que todo pueda ser un delirio y que ese amor al que se añora no haya existido. Sin embargo, mientras habla sola, Abyecta parece enderezar su rumbo y ajustar cuentas con sus fantasmas. El lenguaje proporciona un arma, una forma de agresión y a la vez un don, aquello que se puede ofrendar: "las palabras son/ mi única forma de amor".

El soliloquio se desarrolla en tres partes, que miden el tiempo de la separación, y concluye con tres breves escenas en que Abyecta dialoga con un doctor, un monje y una estatua de Buda. En base al contraste entre la desesperación de la reina abandonada y el habla parsimoniosa de los otros personajes, Elizabeth Neira provoca un efecto gracioso sostenido: "déme amor y sexo del bueno -implora la protagonista-, necesito amor doctor y the real sex".

El monje propone un acertijo para conocer el secreto de su dolor. Sin proponérselo, ella lo resuelve, pero lo que obtiene es un texto sin significado, una parábola que puede recibir cualquier significado. El texto parece quedar en suspenso (de hecho, se aclara, es parte de una serie mayor), pero el sentido de la historia se encuentra precisamente en ese desborde verbal que Neira ha modulado con cuidada intensidad y que termina por ofrecer al lector un personaje con voz propia.

Elizabeth Neira es periodista, poeta y artista visual. Publicó "Abyecta" (2003). En Rosario, con "El soliloquio de la reina", presentó una perfomance en el Centro Cultural La Toma.
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