Año CXXXVIII Nº 48840
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 07/08
Mujer 07/08
Economía 07/08
Señales 07/08
Educación 06/08
Salud 03/08
Autos 03/08
Estilo 02/07

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 14 de agosto de 2005  
Para beber: aromas exitosos

Gabriela Gasparini

En principio debo decir que no creo en premios de ninguna índole. Tanto si se trata de películas como de libros, o de cualquier otra cosa. No creo en los jurados que eligen lo mejor para nosotros, y, por ende, soy bastante reacia a creer en las medallas que se otorgan a los vinos. Por supuesto, tampoco estoy de acuerdo en que se deban seguir al pie de la letra los dictados de los gurúes del sabor y la calidad, pero esa es mi humildísima opinión que contrasta con la de muchos, sobre todo con la de quienes viven de ello.

Esta nota iba a ser otra, iba a relatar cómo una empresa californiana les brinda a sus clientes, análisis químicos mediante, los detalles necesarios para que sus vinos se parezcan, todo lo posible, a los que reciben las mejores puntuaciones según las calificaciones tanto de Robert Parker en The Wine Advocate como de James Laube en Wine Spectator.

Pero claro, antes debíamos interiorizarnos un poco sobre el señor Parker, alias "La nariz", órgano que tantas satisfacciones le ha brindado que lo aseguró en un millón de dólares, y conocer la importancia que sus opiniones tienen entre bodegueros, comerciantes, y una buena parte del público dedicado a saborear vinos, para entender por qué alguien tendría éxito con una compañía que se ocupa de hacer que unos caldos sean casi iguales a otros.

Para situarnos digamos que este ex abogado nacido en Baltimore, bebedor de cerveza, descubrió las cualidades de su apéndice olfativo en relación al vino recién a los veinte años, ya que hasta entonces no se había dado el gusto de disfrutar siquiera de una copa del noble jugo.

Comenzó a publicar su mencionado boletín en 1978, y la innovación que introdujo consistió en puntuar los vinos de 50 a 100, dejando de lado la escala de veinte de las escuelas francesas.

Según él mismo afirmó lo hizo como respuesta a los críticos ingleses: "Fue una reacción ante la vaguedad de la crítica vinícola británica, bien escrita pero muy nebulosa. Siempre decían: Bueno, bueno, muy bueno, pero eso no quería decir nada". Y así, crítica va, crítica viene, se convirtió en el hombre más poderoso en el mundo del vino, amado, odiado y temido en iguales proporciones.

"Cuando Parker escupe, el mundo escucha", afirma un dicho popular del universo vinícola. Y él reconoce su influencia. "Soy el hombre más poderoso del mundo del vino, pero creo que tengo muchos enemigos y que probablemente estén cansados de mi control del negocio de los grandes vinos en Francia... Admiro y amo la historia, pero el hecho de que una familia haya producido vino durante 400 ó 500 años, no tiene efecto alguno en el sabor de su vino". Continuará...
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados