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 sábado, 13 de agosto de 2005  
Golpe audaz. Al menos seis delincuentes perpetraron un atraco en bulevar Oroño al 4100
Reducen a un repartidor y roban un utilitario lleno de remedios
El chofer fue privado de su libertad durante unos 20 minutos y en ningún momento fue maltratado por sus captores. Lo abandonaron en barrio Azcuénaga. Del vehículo y la carga, valuada en $4 mil, no hay rastros

Ariel Etcheverry / La Capital

Un grupo de delincuentes armados y encapuchados interceptó ayer a la madrugada, en Oroño al 4100, a un repartidor de la droguería Kellerhoff y lo retuvo en su camioneta cargada con medicamentos y artículos de perfumería durante algunos minutos. Luego lo subieron a otro vehículo y finalmente lo abandonaron sano y salvo en la zona oeste de la ciudad, pero del utilitario, que llevaba unos 4 mil pesos en mercaderías, hasta anoche no había noticias.

El asalto ocurrió cerca de las 6 de la mañana. Carlos Prinzen, de 36 años y chofer de la empresa, se presentó a su puesto de trabajo como todos los días. El empleado realiza en forma habitual un reparto de mercaderías en farmacias de la zona sur de Santa Fe e incluso llega hasta San Nicolás. Ayer, salió al mando de una camioneta Renault Master del galpón que la droguería Kellerhoff posee en Santiago al 1100 con destino final a esa localidad bonaerense.

Prinzen, según contaron distintas fuentes, transportaba mayoritariamente remedios de venta libre, algunos psicotrópicos y artículos de perfumería. El empleado encaró su periplo por bulevar Oroño hacia la zona sur de la ciudad para tomar la autopista. De acuerdo a la reconstrucción que hizo la policía, la última parada que realizó fue en el surtidor de Oroño y Jorge Cura, donde llenó el tanque de gasoil.

Después, la tranquila y húmeda madrugada se transformó en una pesadilla para el chofer, que tiene mujer y dos hijos. Cuando Prinzen ya había hecho unas 4 o 5 cuadras al sur de bulevar Seguí, apareció en su camino un Peugeot 505 con tres hombres en su interior. "Tenían gorros y camperas vaqueras. Los dos tipos que iban de mi lado mostraron las armas por las ventanillas y me amenazaron para que detuviera la marcha. Enseguida apareció otro más que iba en una moto todo terreno", rememoró el chofer al dialogar con este diario.

Los delincuentes no le dieron tiempo de nada a Prinzen. "Se bajaron los dos armados. Uno subió a la camioneta por la puerta de mi lado y me hizo correr hacia el medio de la cabina. Me puso el cañón del arma en la cintura, una capucha en la cabeza y me ordenó que le abriera al otro para que subiera del lado del acompañante. Entonces me hicieron agachar, en el medio de los dos, y me llevaron", señaló la víctima.

La víctima no pudo determinar cuál fue el trayecto que hizo junto con sus captores. "Quedate tranquilo. No te vamos a hacer nada. Sólo queremos el vehículo para hacer un trabajito", le anunciaron apenas comenzó el trayecto flanqueado por dos hampones. A los pocos minutos de dar algunas vueltas, Prinzen se percató de que el conductor disminuía la marcha hasta que el vehículo se detuvo por completo. "No pude ver nada. Tenía la cabeza tapada. De lo que sí estoy seguro es que me hicieron subir a otro vehículo por una puerta trasera para ubicarme en una caja de lo que sería un utilitario", contó más adelante el empleado.

A partir de ese momento comenzó otro paseo. De allí se desprende que la banda era aún más numerosa de lo que se evidenció en un primer momento. Dentro del segundo vehículo habrían actuado al menos otros dos hombres mientras que el resto se hizo cargo de la Renault cargada de mercaderías. Los ladrones en ningún momento golpearon al muchacho y siempre le dejaron en claro que supuestamente lo único que buscaban era un rodado.

El final del episodio se dio al cabo de unos veinte minutos. Faltaba poco para las 6.30 cuando el utilitario en el que era llevado Carlos se detuvo. "Bueno, ahora te vamos a largar. Te vas derechito y no te des vuelta porque te quemamos. ¿Está bien?", le dijeron a Carlos antes de soltarlo. Una vez que puso los pies sobre el pavimiento, los hampones le quitaron la capucha y salieron a toda velocidad con la camioneta. "Estaba tan asustado que al principio quedé desorientado y no sabía hacia donde caminar. No había nadie en la calle, todavía era de noche. Me sentía mareado. Recién me di cuenta en el lugar que estaba a llegar a la esquina".

Según fuentes policiales, el empleado fue liberado en el pasaje Schenone y Valparaíso (Zeballos al 4300), jurisdicción de la seccional 6ª. Sin embargo, la denuncia fue radicada en la seccional 15ª, ya que en esa zona se inició el atraco.
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Por el portón que la droguería tiene en Santiago al 1100 salió el vehículo robado.

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