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 miércoles, 06 de abril de 2005  
Juan Pablo II será sepultado bajo tierra, donde estuvo Juan XXIII
Roma se prepara para el mayor funeral de un Papa. Ayer unas 500 mil personas se despidieron del Pontífice

La Congregación General de Cardenales confirmó ayer que Juan Pablo II será enterrado en una cripta de la basílica de San Pedro, debajo de la tumba de uno de sus predecesores, Juan XXIII, quien desde 2001 -al ser beatificado- está expuesto en un sarcófago de cristal en la basílica. En tanto, Roma se prepara para los mayores funerales de un Papa en la historia. Cerca de 500 mil personas se despidieron ayer del Pontífice polaco, en medio de fuertes medidas de seguridad.

La reunión de los cardenales, en su segunda sesión, discutió los pormenores del funeral y la fecha para el inicio del Cónclave que habrá de elegir a un nuevo jefe de la Iglesia Católica.

El cuerpo de Juan Pablo II permanecerá en la basílica de San Pedro hasta mañana. Durante el acto litúrgico, el sarcófago será expuesto en la plaza de San Pedro y al final de la misa se celebrará un ritual especial: la "Ultima Commandatio" (última recomendación) y la "Valedictio" (discurso junto a la tumba).

El secretario personal del Papa durante muchos años, Stanislao Dziwisz, y otro funcionario del Vaticano le colocarán un velo de seda blanca en la cara. El Pontífice será vestido con un ropaje litúrgico y su sombrero de obispo será colocado en su pecho.

Finalmente, el ataúd será introducido en la cripta de la basílica de San Pedro y posteriormente inhumado directamente en la tierra tal como su predecesor Pablo VI. El sarcófago está construido en madera de cipreses y de nogales, y de cinc.

El cadáver de Karol Wojtyla será colocado dentro de tres ataúdes, cada uno recubierto por el otro. Luego del funeral, el primer ataúd de madera será puesto dentro de otro de cinc, que a su vez será puesto dentro de un gran ataúd de madera. El de cinc y el más pequeño de madera tienen como propósito hacer más lenta la descomposición del cadáver.

Junto al cuerpo será colocada una pequeña bolsa de medallas conmemorativas emitidas durante los 26 años de su pontificado, así como un documento sellado donde consta una breve descripción escrita en latín sobre la vida de Juan Pablo II.

Todavía no está claro si también sepultarán con el Papa un poco de tierra de su patria, Polonia.

El Papa pidió que lo inhumaran en tierra, en lugar de ser depositado en una tumba por encima del suelo, dijo ayer el arzobispo Piero Marini, maestro de ceremonias del Vaticano para celebraciones litúrgicas.

La gruta donde será enterrado Juan Pablo II forma parte de un cementerio subterráneo debajo de la basílica de San Pedro donde yacen pontífices e incluso algunos monarcas. Adornadas con mosaicos, frescos, esculturas y criptas, las grutas se hallan prácticamente en el núcleo de la cristiandad, cerca del sitio donde fue enterrado San Pedro. También allí hay antiguos sarcófagos cristianos y reliquias de una antigua basílica sobre la cual fue construida la actual de San Pedro.


Un río de gente
Frente a la basílica de San Pedro, donde se velan los restos del Papa, se formaron larguísimas filas. Las autoridades italianas estiman que por hora pasan unas veinte mil personas ante el catafalco. La basílica permanecerá abierta prácticamente todo el día hasta el funeral del viernes y sólo es cerrada por la noche para limpiarla.

A los fieles no les estaba permitido detenerse ante los restos del Pontífice. Algunos se santiguaban, y seguían adelante, pero otros dedicaban ese instante a tomar una imagen con la cámara de su teléfono móvil. En medio de estrechas medidas de seguridad, al río de gente que caminaba por la Vía de la Conciliación -la avenida que une Roma con el Vaticano-, se sumaban cada hora miles de personas, muchas de ellas recién llegadas desde otras ciudades italianas o del extranjero.

Para ordenar las filas, las autoridades colocaron un vallado sobre el que mantenían un estrecho control, mientras que grupos de voluntarios repartían botellas de agua entre quienes esperan para evitar la deshidratación.

Ya se discuten las medidas de seguridad para los funerales de pasado mañana, a los que acudirá el presidente George W. Bush junto con otros dos ex presidentes estadounidenses. Estarán presentes unos 200 jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo, reinas y reyes, premios Nobel, altos representantes religiosos, funcionarios como el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y varios millones de peregrinos. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajará junto a dos ex presidentes de su país, en tanto Cuba anunció que su delegación será encabezada por el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, ya que el presidente cubano, Fidel Castro, no concurrirá a la ceremonia. También asistirán el mandatario de Francia, Jacques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair. Además, concurrirán los presidentes de Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Panamá, y altos representantes de Uruguay, Argentina, México y Chile, entre otros.

La misa de difuntos será celebrada por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, asistido por varios purpurados y patriarcas de iglesias orientales.

Los jefes de seguridad en Roma admiten: "Será un entierro sin igual y así serán también las medidas de seguridad". Los responsables en la Ciudad Eterna pretenden desplegar todos los dispositivos posibles para evitar cualquier posible atentado. Así, por ejemplo, se cerrará el espacio aéreo en amplios sectores de Roma. Aviones militares se sumarán a la vigilancia.

Sobre los tejados tomaron posición policías armados y en varias regiones próximas a Roma se colocaron misiles antiaéreos. Al menos quince mil policías y soldados entrarán en acción. En el río Tiber, la seguridad correrá por cuenta de hombres rana. (Télam, Reuters y DPA)
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Se estima que por hora pasan unos veinte mil fieles ante el catafalco del Papa.

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