Bodas de plata de la clase 61

El próximo 6 de marzo conmemoraremos las bodas de plata del servicio militar que prestamos en la Cía. Comando y Servicio del Comando 2º Cuerpo de Ejército. Surgen entonces muchos recuerdos y reflexiones. Fue una experiencia única e irrepetible. Hoy a tantos años, los recuerdos agradables hacen olvidar a los malos momentos. Han quedado anécdotas muy ricas y graciosas que seguramente reviviremos cuando nos reencontremos en el mismísimo batallón, adonde ingresamos temerosos un caluroso día de marzo de 1980. Sucede que en aquella "colimba" éramos prácticamente todos iguales. Ricos y pobres, engreídos y humildes, instruidos y semianalfabetos, rubios y morochos, rosarinos y pueblerinos, obesos y delgados, altos y bajos, intrépidos y temorosos. Todos sudábamos, corríamos, limpiábamos, marchábamos y obedecíamos a la par. Masticábamos broncas ante las exigencias y lo que considerábamos injusto, disfrutábamos los francos y lamentábamos las guardias. Pero compartíamos valores como la solidaridad, el compañerismo, la amistad, el valor, la honra, la disciplina, el añorar la familia, el disfrutar las metas alcanzadas con esfuerzo. Valores que hoy lamentablemente están ausentes, ocultos o muy descuidados en la juventud. El amor a la patria, el corazón vibrando, la piel de gallina y los ojos brillosos al jurar la bandera, son vivencias que nunca hemos de olvidar. No pretendo un debate sobre si el servicio militar debe volver o no, de hacerlo seguro merecería adaptaciones y condiciones distintas a las de aquella época. Pero que fue un sitio donde nos reencontramos con nuestra nacionalidad, no caben dudas. Hoy nos cuesta tanto sentirnos orgullosos de ser argentinos, amar nuestra bandera, honrar las fechas patrias, nuestros próceres y héroes, que de no ser por la escuela cuando niños o cuando padres, o bien por una competición deportiva, ya no tenemos oportunidad de sentir, de disfrutar, de valorar.

Arístides Ricardo Alvarez,

soldado clase 61 Cía. Comando y

Servicio II Cuerpo Ejército