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 lunes, 13 de diciembre de 2004  
Pasión rojinegra

Mariano Bereznicki / La Capital

Una gran marea leprosa inundó la avenida Pellegrini. Una alfombra humana tapizó cada rincón de la popular arteria con los colores rojinegros. Cientos de fieles ñulistas se pusieron de pie para festejar como si se tratara de un carnaval carioca la obtención del torneo Apertura versión 2004. Qué mejor regalo de navidad recibieron todos los hinchas que haber sumado a la rica vitrina la quinta estrella del fútbol nacional.

La masa de leprosos cortaron el tránsito en la intersección de España y Pellegrini con varios contenedores de residuos. Los hinchas se apropiaron del paso de la famosa avenida formando una gran cadena humana. "Somo' de barrio Tablada y venimo a ver a Ñewell's, papá", bramó un simpatizante antes de hacer fondoblanco con una cerveza.

Mientras una buena parte de leprosos seguían con atención el partido por televisión, el resto alentaba desde la calle con bombos y cánticos de toda índole. ¿De qué barrio eran? Había fieles de Carlos Casado, Tablada, Las Delicias, Fisherton y hasta de Empalme Graneros.

Además de un sinfín de banderas, lo que había era una gran cantidad de vino y cervezas. Estaba claro que los hinchas cuidaron celosamente cada detalle para poder festejar tranquilos.

Y a un par de cuadras nomás, en Pellegrini y España precisamente, había otro búnker leproso. En un conocido bar una muchedumbre seguía el cotejo en silencio. Es más, en un determinado momento parecía que estaban siguiendo una partida de ajedrez en vez de un encuentro de fútbol. Pero la adrenalina estaba a full. Máxime aún después del gol de Insúa.

Fue entonces que todos comenzaron a interiorizarse de cómo iba Vélez. Pero cuando terminó el encuentro y proclamó a Newell's campeón, la fiesta fue total. El carnaval leproso se armó a toda orquesta. Las calles comenzaron a poblarse de almas rojinegras que tapizaron las calles con banderas. Una gran caravana de autos y motos circulaba a paso de hombre y a puro bocinazos. Explosión al por mayor y una gran cantidad de chicos que no entendían semejante festejos.

La marea rojinegra encaró después de varias horas hasta Oroño. Y ahí siguió la fiesta, que sólo contó con la participación de leprosos. Como si se tratara de una zona Vip. En fin, todo Newell's vivió en carne propia su propio carnaval. Como debía ser.
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