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 sábado, 19 de junio de 2004

Sacrificio, ¿para qué?

Hace poco celebramos el 25 de mayo. Si nuestros próceres levantasen la cabeza seguro que dirían: ¿para qué sirvió nuestro sacrificio? Muertos de los dos bandos, fusilamientos y torturas (ya que eso no es de ahora) fueron el trámite necesario para vencer la obstinación de unos que se resistían a dejar unas tierras que consideraban de ellos y otros que creían que el país debía dejar de ser colonia. Nuestros libros de historia nos cuentan cómo la diferencia de ideales hizo que seres humanos se matasen o muriesen simplemente por tener un concepto distinto de la patria. ¿Mereció la pena? Hoy muchos argentinos vivimos en España, y muchos españoles en Argentina. Nuestro amor está unido a las dos orillas. Las autoridades de uno y otro país conversan y mantienen encuentros cordiales. Parece que no hubiese pasado nada. Pero... ¿qué pasó con aquellos que murieron odiándose? Nuestra historia nos cuenta que, por ejemplo, próceres como French (cumpliendo una decisión de la Primera Junta), fueron la cabeza de tigre para fusilar a los contrarrevolucionarios, entre los cuales estaba Liniers. También nuestra historia nos cuenta que French fue a Córdoba a sofocar la subversión realista y pasó por las armas a los enemigos de la Revolución. Nuestra independencia está forjada por la sangre de quienes querían una Argentina libre y quienes la querían incorporada a España. ¿Es necesario que siempre tenga que morir gente, para que luego los presidentes se den las manos y nos digan a todos que ya somos amigos? Al final logramos la independencia o al menos eso nos dijeron a los argentinos. ¿Verdaderamente somo independientes? ¿Para qué nos sirve la independencia? ¿Para qué el FMI nos diga lo que tenemos que hacer? ¿Para qué algún supuesto patriota venda los territorios que tanta sangre costó conseguir? ¿Para que alguien entregue el patrimonio y el territorio del Estado a empresas multinacionales? ¿Para que Estados Unidos o Rusia (según quien mande) dirija nuestra política y nos digan quienes pueden ser nuestros amigos? ¿De qué les sirvió y de qué les sirve la independencia a los aborígenes de nuestro país? O mejor dicho de su país, ya que ellos estaban ahí cuando llegaron los nuestros. Estos días la prensa española nos cuenta cómo a los mapuches les siguen quitando tierras que eran de sus antepasados. Por lo visto a ellos tampoco les llegó la independencia del 25 de mayo. Siempre se habla de lo que les hicieron los conquistadores a los aborígenes. ¿Pero qué hemos hecho nosotros con ellos, después de la independencia? Hoy mismo, los mapuches se ven avasallados por los poderosos. ¿Y el gobierno de la Nación que hace? Nada, como siempre. Por lo que se ve, los argentinos de ahora no nos diferenciamos mucho de los conquistadores que llegaron a América. Quizás dentro de unos años, cuando los mapuches sean exterminados, la hipocresía surgirá y habrá algún presidente argentino que inaugure un movimiento en memoria de los mapuches y le pondrán su nombre a alguna calle de Buenos Aires. Todos aplaudirán emocionados después de oír y cantar nuestro Himno Nacional. ¿Somos independientes? ¿La Argentina es de los argentinos? Quizás habría que ir pensando en ponerle el nombre de mapuche a una ciudad y luego a una cerveza. Como pasó con los quilmes. Posiblemente si seguimos por este camino, muy pronto habrá una ciudad y una marca de cerveza que se llame "Argentinos".

Carlos A. Ochoa Blanco, Gijón, Asturias



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