Honorarios por servicios prestados

Contamos esta experiencia desde la bronca y la impotencia, seguro que -como en todos los ámbitos de la vida- habrá gente de la Iglesia que trabaja día a día siguiendo el ejemplo del Evangelio y de Jesús, lamentablemente la experiencia que nos tocó vivir a nosotros no refleja precisamente esa situación. Semanas atrás debido a una afección cardíaca fue internado de urgencia en la ciudad de Buenos Aires un niño de apenas semanas de vida. Ramiro luchó pero no tuvo suerte, su corazón no resistió y falleció a los pocos días de la operación. En ese momento se nos ocurrió llamar a un grupo de monjas de Viña del Mar (Chile) que sabíamos son una congregación que se dedican especialmente a la oración, la congregación es la Casa Espiritual San Martín de Porres, logramos comunicarnos y con mucha amabilidad la hermana Teresa del Carmen Delaunoy Salazar nos dijo que nos quedáramos tranquilos que a partir de ese momento ellos iban a rezar por la salud de Ramiro. En estos días recibimos una carta de la congregación, lo que nos llenó de sorpresa y gratitud por tanta amabilidad, claro, la grata sorpresa duró el tiempo que tardamos en abrir esa carta. Dentro de la misma se nos enviaba la factura de honorarios por los servicios prestados, es decir que nos estaban cobrando por rezar por nosotros... y ojo que no se trataba de una colaboración, la boleta es bien clarita, figura "honorarios por servicios prestados". La verdad es que hemos buscado en el Viejo y en el Nuevo Testamento el precio de las oraciones, ¿cuánto cotizará un rosario? ¿Y un padrenuestro? Pero no encontramos nada. En fin, hechos como este no hacen más que seguir alejando a la gente de la Iglesia, y está bien, es bueno seguir en contacto con Dios, la relación debe ser con él y no con hombres que en nombre de él y bajo la institución Iglesia hacen prevalecer sólo intereses que nada tiene que ver con la palabra que Jesús nos enseña en el Evangelio.

Eduardo Bossio, DNI 17.825.798, Gabriela Feijóo, DNI 22.908.462