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 sábado, 19 de junio de 2004

Noticias del clima
La meteorología y los límites de la predicción
La falta de indicadores marcados impide prever las condiciones climáticas que acompañarán esta campaña

El desarrollo de cada campaña se asienta, como siempre decimos, en tres pilares fundamentales: la tecnología, el clima y los mercados. En el primero de estos pilares, el productor argentino ha dado sobradas muestras de evolución y se ha vuelto muy competitivo, mientras que sobre los otros dos pilares se asientan las mayores incertezas con las que, por otro lado, está habituado a convivir.

En este momento, por ejemplo, los temas relevantes pasan por el comportamiento de los mercados. Hoy las noticias del clima en EEUU o los vaivenes de la política de China, la lenta demanda de trigo por parte de Brasil y la posición tomada por China para obtener mejores precios, generan una difícil coyuntura de comercialización. Este contexto fuerza a los productores argentinos a tomar decisiones muy pensadas para no malvender su cosecha.

Hablemos ahora del clima. Como siempre, al inicio de una campaña (en este caso la fina 2004/2005) se plantean las incógnitas acerca del comportamiento climático a lo largo del desarrollo de los cultivos recientemente implantados. Así los meteorólogos se ven ante la demanda de una previsión a muchos meses que en realidad no puede satisfacer responsablemente.

Las tendencias climáticas que se extienden a más de un semestre son sumamente conjeturales y muchas veces utilizadas con poca seriedad. No es recomendable utilizar este tipo de pronósticos para tomar decisiones estratégicas de manejo o posicionarse en el mercado.

Sin embargo, debe quedar claro que en el ambiente académico este es un de los principales temas de investigación. El problema surge cuando la información climática trasciende los ámbitos de investigación sin una correspondiente validación operativa.

Estos rumores, más frecuentes que lo deseado, suelen cobrar relevancia ante la ansiedad propia que genera el conocimiento de las condiciones meteorológicas futuras, sobre todo la distribución de las lluvias.

Esto no significa que no puedan hacerse previsiones a cerca del comportamiento climático futuro, sino que los plazos a los que puede aspirarse son de uno o dos meses. Sólo cuando se hallan instalados fenómenos El Niño o La Niña intensos puede extenderse este plazo a un par de meses más, cuidando de tener en cuenta que el impacto de estos fenómenos es diferente incluso dentro de una misma región, como sucede en la región pampeana.

Actualmente no se evidencia sobre el Pacífico Ecuatorial Central ninguna situación atípica que pueda asociarse con un evento El Niño o La Niña, por lo tanto hablamos de un estado neutro. En casos como estos, entonces, la visión futura se reduce a uno o dos meses hacia delante y las tendencias se realizan en función de otros factores.

Esta limitación no se debe a la capacidad técnica de los profesionales argentinos o las instituciones, sino de una limitación real impuesta por la física de la atmósfera. Esto es así en nuestro país y en todo el resto del mundo, inclusive en los países más desarrollados. Basta recordar que el calurosísimo verano de 2003 en Europa no fue previsto con suficiente antelación.

Otra inquietud difícil de satisfacer es el detalle geográfico con que pueden emitirse las previsiones a largo plazo. Este es un tema que de a poco va siendo comprendido por los usuarios de información climática, pero con reticencia. Así, cuando se emiten tendencias a un mes o más se lo hace para amplias zonas, siendo imposible realizarlas para una localidad en particular y menos para unos cuantos lotes.

Hacer previsiones en este momento es difícil ya que no hay indicadores marcados, sino apenas insinuados. Lo más destacado actualmente es el calentamiento de los mares que rodean el extremo sur de Sudamérica, contrastando el marcado enfriamiento del continente.

Teniendo en cuenta esto se prevé que los anticiclones que normalmente en invierno atraviesan nuestro país de sudoeste a nordeste se vean intensificados, con lo cual las temperaturas serían en general inferiores a las normales y también las lluvias se verían disminuidas. Los anticiclones mencionados se instalarían con mayor frecuencia en el NEA, como viene sucediendo, generando condiciones desfavorables para la generación de precipitación.

Sobre estas tendencias generales de lluvias y temperaturas inferiores a las normales se superpone el efecto local que podría generar la atípica disponibilidad de humedad en el suelo sobre el sur de Córdoba.

Entonces, en la franja central de la región pampeana y sobre el este de la misma este factor podría contrarrestar en parte la tendencia general y se hace más probable la ocurrencia de lluvias normales.

Consultora de Climatología Aplicada (CCA)

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