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 domingo, 25 de abril de 2004

Esquivó la muerte y ahora el encierro
Hace un mes hubo un robo fallido en Baigorria. La policía se tiroteó con los ladrones y hubo dos muertos. Carlos Fiordellino sobrevivió y quedó libre por falta de antecedentes. Lo extraño es que en 2001 fue ligado a un secuestro

María Laura Cicerchia / La Capital

El delincuente que sobrevivió al enfrentamiento con la policía en el que murieron baleados sus dos acompañantes, tras un frustrado robo a una distribuidora de Granadero Baigorria, recuperó la libertad 13 días después del fatal tiroteo. La única imputación que afronta Carlos Manuel Fiordellino, hijo de un comisario retirado e involucrado en un resonante caso de secuestro de noviembre 2001, es la de intento de robo. Por eso, y porque no figuraban antecedentes penales en su prontuario, mientas sigue el proceso en su contra lo dejaron libre con el aval de la fiscalía.

Pese a la magnitud del hecho en el que estuvo envuelto el 24 de marzo pasado, cuando la policía se tiroteó con ladrones en el cruce de Circunvalación y la autopista Rosario-Santa Fe, Fiordellino sólo quedó acusado de un delito menor. El juez de Instrucción Luis María Caterina le imputó tentativa de robo calificado, un delito excarcelable para quienes no llevan causas a sus espaldas.

Lo extraño es que el nombre de Fiordellino apareció vinculado al secuestro que el 3 de agosto de 2001 denunció un empleado de la fábrica de heladeras Lumen. Javier Martín Roldán, de entonces 20 años, dijo que dos fleteros de la firma de apellidos Fiordellino y Singarella lo habían raptado, golpeado y sometido a un simulacro de fusilamiento.

El muchacho había trabajado hasta el día anterior para una sucursal de la empresa en Concordia. Los dueños lo acusaron del robo de 1.200 pesos. Roldán dijo que en realidad lo despidieron y luego secuestraron porque había encontrado droga en un vehículo. Por el caso fueron procesados el titular de Lumen, su novia y un ex comisario que presenciaron la golpiza en el local de San Juan al 3700, junto a un oficial que prestó su auto para el rapto.

Tras el tiroteo ocurrido hace dos semanas en el acceso a la autopista, la policía confirmó que el único de los delincuentes que conservó la vida es el ex fletero de Lumen. Entonces quedó detenido. Pero el 7 de abril pasado le concedieron la libertad sin que mediara oposición de la fiscal Rita Schiappapietra. Como técnicamente procedía la excarcelación, según fuentes judiciales, la fiscal la aprobó y Fiordellino dejó la prisión.

Trece días antes se salvaba de morir bajo las balas que la policía intercambió -según la versión de la fuerza- con otros dos hombres que viajaban con él en un Renault 18 oscuro, luego de un frustrado golpe a la distribuidora de lácteos Sancor en Granadero Baigorria. Hasta allí llegaron en ese vehículo tres hombres armados con pistolas y revólveres. Dos de ellos se acercaron a la puerta con fines de robo. Al parecer, la familia propietaria del local o bien los vecinos advirtieron que se avecinaba un asalto y llamaron a la policía. Los dueños se encerraron y la banda abandonó la empresa.

Pero cuando se alejaban del lugar, ya el Comando Radioeléctrico estaba al tanto del hecho. La patrulla de calle se lanzó a buscar el Renault 18. Lo localizaron los agentes del móvil 2185 en el cruce de la Circunvalación y la autopista a Santa Fe.

Hubo dos secuencias de fuego cruzado entre los maleantes y la fuerza. Hasta que los tres ocupantes del Renault 18 descendieron y uno de ellos intentó lanzar una granada contra los uniformados. Una certera bala policial se lo impidió: cayó rendido al lado del coche. A los pocos metros fue alcanzado otro de los hombres. Mientras tanto, Fiordellino corría hasta un puesto de choripanes donde buscó refugio con una herida de bala leve. Desde allí lo trasladaron en carácter de detenido hasta el Heca.


Si es error, es horror
Uno de los fallecidos era un cordobés conocido como el Polaco: César Ariel García, quien había afrontado desde robos e infracciones hasta una acusación por homicidio calificado. El otro era Sebastián Fabio Lunardelli, un rosarino de 37 años que trabajaba por su cuenta como remisero. Ese día, contó a La Capital su esposa, Sandra, volvían de hacer las compras cuando "de casualidad" lo abordaron dos pasajeros frente a su casa cercana al Mercado de Productores. Ella jura que su marido es ajeno al robo. Cuenta que antes de despedirse le pidió que preparara el almuerzo porque volvería enseguida. Y que en media hora tenía que trasladar a una nenita a la escuela; un viaje pautado que hacía a diario.

Desde el juzgado no se informó qué elementos llevan a suponer que Lunardelli era un ladrón más. Sólo trascendió que en el momento del robo los testigos vieron a dos hombres armados cerca de la puerta, mientras que el conductor revisaba el motor del auto. Lo único que se dio a conocer fueron sus antecedentes por hurto y lesiones, encubrimiento, lesiones graves y daño. Algo que no alcanza para probar que tuvo participación voluntaria en un robo en el que perdió la vida.

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El 24 de marzo, Carlos Fiordellino fue el único en escapar con vida del Renault 18.

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