Ya van a ser viejos

Hace algunos meses, luego del fallecimiento de mi padre, tramité la pensión que por ley le corresponde a mi madre. Nuestra moderna Ansés ofrece un número donde recabar información acerca de los datos necesarios para dicho trámite junto con un turno para la presentación de la documentación e iniciación de la pensión. Prolijamente reunimos todo lo requerido y en tiempo y forma lo presentamos ante un eficiente empleado que controló y visó todo de manera ultraprofesional. "¡Listo -espetó conforme con su faena- en noventa días estarán recibiendo noticias!". Noventa días más tarde, tal como nos anunció, recibimos una llamada desde Casilda donde un cajero del Banco de Santa Fe nos avisa que la pensión está lista para su cobro... Hasta allí todo salía perfecto y según lo planeado, salvo por el pequeño detalle de que mi madre tiene domicilio en Rosario, el cual fue verificado por el profesional empleado de Ansés pero ignorado a la hora de transcribir los datos. Final anunciado: "Ay sí, metimos la pata... pero quédese tranquilo que en 90 días lo podrá cobrar en Rosario... mientras tanto deberá viajar a Casilda, le guste o no... así son las cosas". O bien podría leerse: "nosotros tenemos el poder y usted sólo es un viejo... así que embrómese". Ellos creen que nunca serán viejos y estarán del otro lado del mostrador para sentir el oprobio y desprecio que hoy hacen sentir a la gente.

José Carlos Vella