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 sábado, 08 de noviembre de 2003

El caso Amia vuelve a tensar las relaciones entre Teherán y Buenos Aires
Irán acusó a la Justicia argentina de estar al servicio del sionismo
El gobierno islámico rechazó las afirmaciones del testigo "C", se despegó del ataque y denunció un complot político

Irán salió ayer a replicar duramente las afirmaciones del denominado testigo "C", quien en el marco del juicio oral a la supuesta conexión local del atentado a la Amia responsabilizó a Teherán por la masacre perpetrada en Buenos Aires en 1994. "Se trata de mentiras políticas" ya que la Justicia argentina "está al servicio de los intereses del régimen sionista", disparó el vocero de un alto funcionario de la República Islámica.

En su enérgica desmentida a los dichos de "C", el gobierno iraní sostuvo que "la incapacidad del tribunal argentino de presentar pruebas documentadas" en la causa que investiga la voladura de la mutual judía demuestra que "la Justicia argentina está al servicio de los intereses del régimen sionista" y que "las anteriores posiciones de Irán en relación con este caso eran verídicas".

El encargado de rechazar las declaraciones realizadas anteayer por el arrepentido iraní Abolghasem Mesbahi (conocido como testigo "C"), mediante videoconferencia en el marco del juicio oral a la conexión local, fue el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Hamid Reza Assefi.

Este nuevo cruce alimenta las tensas relaciones entre Argentina e Irán, ya complicadas por la situación del ex embajador iraní en Buenos Aires, Hadi Soleimapour, detenido en Londres por pedido del juez federal Juan José Galeano, quien pidió la captura de un grupo de diplomáticos sospechado de haber planificado la masacre que el 18 de julio de 1994 mató a 85 personas. Soleimapour, quien fue liberado, espera de que se adopte una definición sobre su situación.

En sus declaraciones de ayer, Assefi consideró "mentiras políticas" las acusaciones contra Teherán realizadas por "C", quien afirmó que "el ataque fue dirigido, planeado y ejecutado por Irán. La persona encargada era Moshen Rabbani (por aquel entonces agregado cultural en Buenos Aires)". Con esta intervención, el arrepentido benefició a los acusados de integrar la conexión local ya que dijo que ningún argentino participó en esa operación y que la camioneta bomba fue alquilada por Rabbani.

En declaraciones a la agencia noticiosa iraní Irna, el funcionario aseveró que las afirmaciones de Mesbahi "carecen de fundamento legal" y "son un intento por desviar la atención pública del escándalo de sobornos que involucra al juez argentino que preside el caso".

Assefi también desmintió otra de las declaraciones de "C", ratificada en la videoconferencia: que un autoproclamado "enviado especial" del gobierno argentino había pedido 10 millones de dólares para el "bolsillo" del entonces presidente Carlos Menem a cambio de dejar de culpar a ese país por el ataque, aunque no pudo asegurar si ese pago se concretó.

Durante la videoconferencia del pasado miércoles desde la Embajada argentina en Berlín con el tribunal oral que juzga a la conexión local los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo, los querellantes, fiscales, defensores y acusados vieron por primera vez cara a cara al enigmático desertor iraní: un cuarentón petiso, morocho, de barba candado, anteojos y traje oscuro.

Además de hablar de ese misterioso enviado, Mesbahi reveló que Irán eligió a la Amia como blanco porque su entonces agregado cultural en Buenos Aires, Moshen Rabbani, informó que ese edificio del barrio porteño de Once era centro de operaciones del Mossad, el servicio de inteligencia israelí.

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El ataque, una gran mancha negra de la democracia.

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