Año CXXXVI Nº 48201
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores
Señales


suplementos
Ovación
Educación
Campo
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Salud 05/11
Autos 05/11
Turismo 02/11
Mujer 02/11
Economía 02/11
Señales 02/11


contacto

servicios

Institucional

 sábado, 08 de noviembre de 2003

Inesperado desenlace de un accidente en Rouillón al 3200
Preso con permiso de salida robó un vehículo y lo chocó
Cuando intentó escapar fue detenido por un policía que se acercó a ayudarlo

Un preso que se encontraba con un permiso de salidas transitorias de la cárcel de Ricchieri y Zeballos robó ayer a la mañana un vehículo utilitario, pero cuando trataba de huir a toda velocidad terminó chocando contra una columna e incrustado en una cuneta. El accidente fue presenciado por un policía que estaba franco de servicio y se acercó para ayudarlo. Pero enseguida descubrió que se trataba de un delito y entonces se generó una situación bastante tensa. Uno y otro forcejearon en medio de la calle a tal punto que quedaron "prendidos" en un abrazo, apuntándose mutuamente con sus armas. Minutos después, al comprobar que no tenía escapatoria el malhechor optó por entregarse.

El singular arresto del delincuente se produjo alrededor de las 9 en Rouillón al 3200, en la zona sudoeste de la ciudad, pero todo comenzó en Carriego al 400. En esa cuadra, según contaron fuentes policiales, Cristian Darío Sánchez, de 22 años, se apoderó de un utilitario Chevrolet blanco perteneciente a la panificadora Los Nonos. Su ocupante, Esteban González, de 55 años, había llegado hasta ese lugar con la intención de entregar mercadería.

El repartidor bajó del vehículo y mientras se encontraba en el interior de la panadería situada en el número 480 de Carriego, Sánchez se introdujo en el habitáculo y huyó del lugar a toda velocidad. Al parecer González alcanzó a ver el momento justo en que se producía el atraco y avisó al Comando Radioeléctrico. La policía tuvo de primera mano todos los datos del vehículo Chevrolet, patente CPI 637, y montó un operativo de rastreo.

Pero el desenlace de la historia se dio a partir de un accidente. Al parecer Sánchez le imprimió demasiada velocidad al auto, o bien (según algunas fuentes) pudo estar bajo los efectos de alguna droga, y lo cierto es que cuando circulaba por Rouillón al 3200 perdió el control y fue a parar contra una columna de alumbrado. Finalmente metió una de las ruedas en una zanja.

El accidente fue presenciado por el cabo Enrique Marcos, del Cuerpo Guardia de Infantería, quien no vestía uniforme y pasaba circunstancialmente por el lugar. La primera reacción de Marcos fue acercarse al vehículo siniestrado, mientras su ocupante lograba salir tambaleante, pero por sus propios medios.

La intención del agente era ayudar al herido, pero se encontró con que la víctima se quería marchar a toda costa del lugar. "No, yo me voy. Después la paso a buscar", le respondió Sánchez aturdido por los golpes cuando el cabo de Infantería quiso darle una mano.


Cara a cara
Pero rápido de reflejos, Marcos tuvo la sospecha de que algo raro sucedía. La actitud esquiva de Sánchez y algunos tatuajes que se dejaban ver debajo de sus prendas le dieron la pauta al agente de que podría tratarse de un delincuente. Por eso enseguida lo tomó de un brazo, impidiéndole que se marchara. Ante esto, el ladrón terminó por admitir lo que había hecho al parecer sin percatarse hasta ese momento de que era un policía quien lo sujetaba. "Bueno, dejame ir, yo ya gané", argumentó. Entonces, el policía se identificó como tal y tomó del cuello al ladrón para evitar que se fuera.

Fue en ese momento en que Sánchez tomó una navaja que escondía en el bolsillo del pantalón y se la apoyó en la espalda al policía. "Ahora soltame porque te mato", le ordenó a Marcos, quien a su vez desenfundó el arma reglamentaria y lo encañonó al abdomen. "Quedaron abrazados, frente a frente, como si se fueran a dar un beso. Pero uno le estaba hincando una navaja en la espalda al policía y éste le apuntaba a la panza con el arma", definió un vocero de la seccional 14ª, donde instruye el sumario.

"Dale, dejame ir o te mato", decía el delincuente a lo que el policía le respondía: "Si me lastimás, yo disparo. Entregate, ya perdiste". A todo esto muchos transeúntes comenzaron a arrimarse al lugar y fueron testigos del forcejeo hasta que el maleante decidió entregarse. El Comando arribó poco después y le colocó las esposas al sospechoso. Según fuentes policiales Sánchez purgaba una condena por robo calificado en la Unidad de Detención 3 y actualmente gozaba de un régimen de salidas transitorias.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El utilitario del que se apoderó el recluso.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados