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 sábado, 30 de agosto de 2003

Congreso de Aapresid. La entidad subió el perfil político con una fuerte carga contra la intervención estatal en el agro
SD: los "ganadores" del campo bajan línea
Durante el encuentro realizado en Rosario, los productores top defendieron a la soja pero al mismo tiempo recomendaron rotaciones

Con la siembra directa, innovación tecnológica y organizacional y el paradigma de ingresar a través del campo a la sociedad del conocimiento, la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid), no hizo más que sumar adhesiones desde su fundación hasta estos días. Pero este año, con el recrudecimiento del debate sobre los efectos de la sojificación y el impacto de las inundaciones en Santa Fe, se levantaron las primeras voces críticas hacia el grupo de productores top que, con razón o no, se encontraron de pronto frente al juicio de una corriente de pensamiento que los "acusa" de haber echado a las vacas de la pampa húmeda, promovido la agriculturización feroz y alentado un modelo de concentración económica.

Por eso el congreso de Aapresid, en su última edición realizada en Rosario, sumó a su carácter técnico un sesgo marcadamente político. Los referentes de la entidad, think tank ideológico de los nuevos empresarios del campo, salieron con los tapones de punta a la cancha. Con una línea argumental que incluyó los siguientes ejes:

u El sector agropecuario es "ganador" por derecho propio y debe ser percibido por la sociedad como un motor de desarrollo y no como una fuente de recursos para transferir a otros sectores de la economía.En su versión más polémica, esto toca a los planes sociales.

u El Estado no debe intervenir en la definición de la estructura productiva del sector poniendo freno a determinadas actividades. La soja, la "mala de la película", es en esta línea de pensamiento un ejemplo de cadena competitiva digna de imitar por los otros rubros.

u El empresario agropecuario debe asumir mayor responsabilidad en la sustentabilidad del sistema. Esto implica rotar, cuidar el suelo y la biodiversidad, y calcular la rentabilidad por ciclo de rotación y no por año.


El presidente de Aapresid, Víctor Trucco, en el acto de apertura del congreso, transmitió esa idea con dureza. Dijo que "mientras el Estado se dedique a defender a los perdedores" sólo logrará "mantener el status quo y condenará a la miseria eterna a los mismos que quiere defender". Destacó que "la cadena de la soja es un sinónimo de darse cuenta". Los productores en los 70 "vieron la oportunidad de los precios internacionales, los puertos invirtieron para bajar el costo de carga, las industrias ampliaron su capacidad de almacenaje, los proveedores de insumos se sumaron con innovación tecnológica generando un superávit de 78 millones de toneladas en siete años por la introducción de la soja transgénica, los productores incorporaron innovaciones como la siembra directa y el Estado aportó con la desregulación". Este conjunto es, a su juicio, "una muestra de que la sinergia entre los privados y el sector público puede hace competitiva una economía a pesar de los subsidios internacionales".
En ese sentido, cuestionó a los que "quieren crear un problema donde no lo hay cuando hablan de los peligros de la sojificación" porque brindan una "imagen distorsionada" frente al resto de la sociedad. "El productor crea valor a través de la agricultura y si el agricultor desplazó al ganadero es porque la tecnología no es gentil ni pide permiso, quizás sea hora de que las vacas se alimenten con soja o granos forrajeros".

"No hace falta recordar que desde Aapresid siempre defendimos las rotaciones, promovimos que los márgenes se calculen a tres años y no en el corto plazo y entendemos que los propietarios de los campos deben ser responsables en la sustentabilidad del sistema agrícola", señaló y concluyó que "si el gobierno quiere defender las producciones desplazadas, sería mejor que mejore los caminos y la infraestructura en lugar de frenar a la soja, que es una maravilla y no un problema".

Por último, subrayó que el sector agropecuario es la llave de entrada a la bioeconomía y llamó a la conformación de una alianza científico-empresaria para insertarse en la nueva economía mundial.

El diseño del programa de actividades del congreso fue en sí una definición: hubo cinco paneles sobre rotación y un megasimposio internacional de soja.


Silos de agua
Rodolfo Gil, del Instituto de Suelos del Inta Castelar, abrió el ciclo de conferencias con una disertación sobre estrategias productivas en ambientes con excesos hídricos, un tema de especial importancia en estos momentos en Santa Fe. El especialista señaló que los anegamientos en la región pampeana no son una novedad y criticó que el problema siempre fue abordado desde las consecuencias, a través de equívocos proyectos de infraestructura, y no desde las causas: conocer el comportamiento del suelo y su interacción con las plantas y el ambiente, para convertirlo en lo que llamó "un silo de agua", que permita administrar el recurso en momentos de excesos hídricos y en momentos en que falta agua.

El objetivo, explicó, es transformar el agua del suelo en materia vegetal. Recordó que los suelos de la región pampeana son estructuralmente frágiles y si bien aclaró que la textura no se puede modificar, sí se puede favorecer el proceso biótico para formar macroporos, que son los que conducen el agua, de modo de que haya más recurso disponible para la planta y menos escurrimiento. Con un régimen deficitario de lluvias para los principales cultivos, en todo el período, Gil señaló que "no se trata de sacar el agua sino permitir su infiltración y aprovechar el exceso hídrico".

Para ello, aconsejó conservar los rastrojos en superficie, con rotaciones que incluyan cultivos de biomasa voluminosa, y utilizar barbechos vivos para reducir escurrimientos y aumentar el agua infiltrada y almacenada en el lugar de caída, disponible para la transpiración.


Contra la uniformidad
Jorge Romagnoli, el pionero de la siembra directa que suena como futuro presidente de Aapresid, describió entre los años 60 y la actualidad, la relación entre agricultura y ganadería se invirtió. "Antes el 60% eran praderas, que infiltran 3 ó 4 veces más agua que los cultivos agrícolas, al invertirse esa proporción se afectó el balance hídrico". Agregó que "la vegetación perenne tiene más biomasa, echa raíces más profundas y se convierte en un acumulador térmico, permitiendo tener más agua en épocas de sequía y recargar a mayor profundidad en ciclo húmedo". Sin embargo, aclaró que "no todo es culpa de la agricultura, el sobrepastoreo también traba la infiltración".

Romagnoli recomendó la rotación con gramíneas y la fertilización, para que la planta necesite consumir más agua, como estrategia para equilibrar la sustentabilidad de la producción. "El sorgo en la rotación garantiza la materia orgánica pero su uso es cada vez más bajo, es verdad que hay cuestiones económicas, pero algo hay que hacer", dijo.

"Es una incoherencia ver que se hacen fuertes inversiones en riego y, al lado, otra inversión para hacer canales, hay que ser capaces de soportar los extremos climáticos", enfatizó y recomendó capacitar a los dueños de la tierra para incorporar este tema a la hora de medir el cálculo económico, saliendo del corto plazo. Para eso, dijo, la condición es la estabilidad económica ("la inflación y la inestabilidad obligan a planificar a corto plazo") y un compromiso de los asesores técnicos: "Hay que terminar con la hipocresía de decirle al dueño del campo lo que quiere escuchar".

Desde su punto de vista, la "tendencia a uniformar y simplificar" atenta contra la sustentabilidad. "Todos quieren un campo uniforme, sin alambrados ni montes, con la máquina más grande posible para hacer el mayor trabajo en el menor tiempo posible, pero no hay que buscar simplificar el sistema con un solo cultivo como actividad económica".

La bióloga canadiense Jill Clapperton enfatizó sobre la necesidad de preservar la vida en el suelo. "Es frecuente escuchar a algunos productores quejarse porque su suelo está sucio porque tiene lombrices y muchos hongos, eso es un error, porque ese suelo está vivo y lo que nos sirve es que este lleno de vida".

"La biodiversidad de materias del suelo es lo que nos sirve porque nos da resistencia y flexibilidad, hay cristales que controlan a los insectos, así como el 95% de los hongos son buenos para la tierra porque en muchos casos actúan como una red sobre la raíz", agregó.

En materia de biodiversidad, Otto Solbrigh, "veterano" de los congresos de Aapresid, señaló mediante teleconferencia desde Estados Unidos que "la diversidad hace que el sistema sea más eficiente". Y explicó que "el subsistema de la vida del suelo es el que permite reciclar los residuos y el subsistema herbívoro es el que involucra a los depredadores".

Señaló, en ese sentido, que es vital para la sustentabilidad preservar a los "descomponedores" y advirtió que "el control integrado de plagas será en los próximos años tan importante como la siembra directa y ese es el desafío que debe asumir Aapresid". Respecto del subsistema planta, "es en el que más se ha avanzado, a partir de la SD, lo que hay que profundizar es la rotación porque hace al aumento de la biodiversidad en el tiempo".

Solbrigh subrayó que "para que una práctica agrícola sea sustentable debe ser rentable" y señaló en ese sentido que las condiciones para mantener ese equilibrio pasan por la estabilidad jurídica ("es lo que permite pensar en el largo plazo") y la internalización de las externalidades. Traducido: "El precio de un recurso debe reflejar incluso los costos ambientales", dijo. Las estrategias: rotar, imponer control integrado de plagas, manejo integrado del predio (no por lote) y llevar la contabilidad por ciclo y no por año ("Rotar con maíz aumenta la inversión de capital pero también estamos incorporando rastrojo de alta calidad"). También llamó a la responsabilidad: "Muchas veces cuando uno pregunta ¿usted rota?, le contestan: en mis campos siempre pero en los alquilados nunca".

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Víctor Trucco se quejó del rol del Estado.

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