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 sábado, 30 de agosto de 2003

Congreso de Aapresid. Promueven vínculos entre los sectores público y privado
Empresarios que buscan aliarse con la ciencia
Aunque está dentro del grupo líder en América latina, Argentina no tiene todavía un proyecto genoma

Fiel a la consigna expresada por Víctor Trucco de avanzar desde el sector agropecuario hacia una alianza científico-empresaria como eje de desarrollo, la biotecnología ocupó un tema central en el congreso de Aapresid.

En ese marco, Bioceres, la incubadora de proyectos biotecnológicos surgida de Aapresid, firmó su cuarto convenio con institutos de investigación del sector público, esta vez con el Inta, para cogerenciar el programa de mejoramiento de trigo del organismo tecnológico.

"El Inta tiene mucha experiencia en convenios de vinculación pero creemos que este contrato tiene características particulares, entre otra cosas porque Bioceres es una empresa particular, es una suerte de cooperativa de la sociedad de conocimiento", explicó Gustavo Grobocopatel, presidente de Bioceres.

El proyecto a 10 años, "el más discutido dentro del consejo directivo del Inta", según el titular del organismo, Carlos Vuegen, prevé el licenciamiento a la empresa rosarina de las variedades que se obtengan en el programa, que serán multiplicadas por una red de veinte semilleros. A cambio, Bioceres aprotará un financiamiento establecido en 100 mil dólares anuales.

"Este convenio se basa en el conocimiento genético, ya que se trata de ampliar el banco de germoplasma del Inta, mucha información digital y mucha organización relacional ya que vamos a trabajar con la red de productores y semilleros para los ensayos y la multiplicación", señaló.

El plan estratégico incluye el desarrollo de cadenas de valor y el trabajo en trigos de calidad diferenciada. Jorge Nisi, director del programa del Inta, destacó que el objetivo es "ampliar la variabilidad genética y utilizar técnicas modernas que permitan acelerar el proceso de obtención de nuevos cultivares para poder responder a las nuevas demandas". La idea es lograr más productividad en el cultivo y alanzar "un buen desarrollo de cultivares de trigo pan adaptados a la región pampena y extrapampeanas".

Grobocopatel agregó que "queremos que en 10 años se hable de la triguización de Argentina, así como hoy se habla de sojificación, pero esperamos que cuando eso pase no se diga que el trigo es más competitivo por la devaluación sino proque ahora sentamos las bases de las innovaciones necesarias para su competitividad".

Alejandro Mentaberry, de la RedBio, señaló que América latina tiene potencial para el desarrollo biotecnológico, entre otras cosas, porque "parte importante de la biodiversidad golabal" está en la región. Eeso es importante porque la biotecnología "empieza por los recursos genéticos, tener los genes es la base para después aplicar la tecnología".

Mentaberry es uno de los fundadores de RedBio, que agrupa a 643 laboratorios de 32 países del subconinente. Nació hace unos años a partir de la inquietud de 15 investigadores, preocupados por la falta de reacción frente a los nuevos desarrollos científicos.

El científico explicó que en el subcontinente hay un grupo de cuatro países que encabezan la Investigación y Desarrollo en el agro: Brasil, Argentina, México y Cuba. Pero aclaró que "no deberíamos alegrarnos demasiado de estar en este grupo porque hay todavía muchísimas cosas pendientes". Por caso, mencionó que mientras Brasil y Chile (que por ahora está en el segundo grupo de países en materia de desarrollo científico) están entrando en la era de la genómica, "en Argentina eso todavía no existe, más allá de un proyecto en girasol que avanza con paso de caracol".

La importancia de los proyectos genómicos (mapeo de los genes de los organismos) radica, según explicó, en que "expresan una estrategia estatal ya que esos proyectos no se puede hacer sin inversión de largo alcance". En el caso de Brasil, ya se logró secuenciar el genoma de la fastidiosa, una bacteria que afecta a los cítricos y los genes expresados en la caña de azúcar, lo que abre una puerta a infinidad de estudios. En el caso de Chile, los proyectos genoma involucran nectarinos, vid y organismos vinculados a la actividad minera.

Señaló que Argentina sí está avanzada en la confección de un marco regulatorio y que la Conabia se constituyó en un punto de referencia en la región. Según las cifras que barajó, en mérica latina hay "880 pruebas de campo, un 20% de los ensayos globales". Aunque la mayoría proviene de tecnología generada afuera "cada vez más involucran a sistemas de investigación nacional". El campo más difundido en la región es el uso de marcadores moleculares como asistencia al mejoramiento genético tradicional, mientras que es mucho menor lo que se avanzó en materia de trasngénesis.

Tras indicar que entre los aspectos más importantes que hacen al desarrollo científico es el de la prpiedad intelectual, explicó que hoy ningún país de la región da derechos por descubrimientos, aunque sí hay casos de derechos sobre procesos biológicos y plantas, y derechos sobre especies animales. "En derechos sobre genes hay mucha discusión", explicó. Para Mentaberry, esa heterogeneidad es "un gran obstáculo", de la misma forma que el comercio ilegal de semillas. "Es un prbolema cultural que compromete el futuro, nuestras sociedades no están acostumbradas a valorar el conocimiento y su propiedad, eso es causa de muchas miserias que padecemos",dijo.

Alvin Young, de la Universidad de Oklahoma, señaló que la preocupación en el primer mundo pasa por encontrar recursos sustentables para reemplazar a los productos basados en petróleo:

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El acto de firma del convenio Inta-Bioceres.

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