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 sábado, 16 de agosto de 2003

El homicidio fue en Cañada de Gómez, hace tres años
Condenado por el crimen de un parapsicólogo
El acusado deberá pasar quince años en prisión. Establecieron que el móvil del asesinato fue el robo

Jorge Salum / La Capital

"¿Por qué no me acompañás a robar en lo de Rescia?". Esta invitación, que Orlando Oscar Graffioli hizo a un conocido unos días antes de que mataran a golpes al parapsicólogo Orlando Rescia, terminaría convirtiéndose en la primera pista para identificarlo como sospechoso del crimen, ocurrido en la ciudad de Cañada de Gómez en septiembre de 2000. Casi tres años después, un tribunal superior acaba de confirmar la condena que ya había dictado un juez de primera instancia en noviembre del año pasado: los jueces consideran probado que fue el autor del hecho y lo condenan a 15 años de prisión.

Rescia murió alrededor de la medianoche del 1º de septiembre de 2000 en la habitación que usaba como consultorio, en una casa de la calle Brown 1261 de Cañada de Gómez. El homicida le había asestado un golpe fatal en la cabeza y la víctima quedó tendida sobre una cama, en medio de un gran charco de sangre.

Los primeros pasos de la investigación fueron confusos. La policía detuvo a otra persona que no tuvo nada que ver con el episodio. Sin embargo, esa persona terminó convirtiéndose en testigo porque fue quien aportó un dato que daría un giro a las pesquisas. Ese dato era el nombre de otro sujeto que había contado la invitación que recibió para robar en la casa de Rescia, pocos días antes del crimen.

Según ese testigo, el hombre que planeaba el robo era Graffioli, un "paciente" de Rescia. Cuando el dato fue corroborado por el receptor del convite, Graffioli se convirtió en el principal sospechoso y fue detenido, cinco días después del crimen.

En su casa la policía encontró dos elementos que terminarían siendo claves para su condena: una llave cruz, de las que se usan para aflojar las tuercas de las ruedas de un auto, y un balde con agua enjabonada. Allí estaba en remojo una camisa con manchas que luego se comprobaría que son de sangre humana.

Dos datos llamaron la atención de los investigadores. El primero es que, además de las manchas, la camisa estaba rota. El otro es que la herida mortal en la cabeza de Rescia tenía la misma forma de la herramienta que los detectives encontraron bajo al asiento del auto de Graffioli.

Dos años después, cuando escribió el veredicto del caso, el juez de Sentencia rosarino José María Casas dijo que ni la camisa ni la llave, "por sí solos y por separado", constituían una prueba certera sobre la autoría de Graffioli. Pero si a eso se le agregan las manchas de sangre y el hecho de que la camisa estuviera rota, y la llamativa compatibilidad entre la herida mortal y la forma de la llave cruz, los indicios sobre la culpabilidad del sospechoso se volvían "graves y concordantes".

Además, hay dos testigos que afirman haber escuchado a Graffioli decir que había matado a una persona. Esta evidencia también se usó contra el acusado y terminó de comprometerlo en el caso.

De nada sirvió que el sospechoso negara que la camisa hallada en un balde sea suya, o que intentara otras coartadas. Como el juez Casas, la Cámara Penal de Rosario también lo consideró autor del crimen y tuvo en cuenta exactamente los mismos indicios a los que apeló Casas para condenarlo tras revisar el fallo a pedido de la defensa del acusado. El veredicto lo considera autor de un robo agravado por la muerte de la víctima.

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