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 miércoles, 13 de agosto de 2003

Acorralados. La Plaza de Mayo fue otra vez el símbolo de los reclamos populares
Una multitud siguió paso a paso las discusiones en el Congreso
Los militantes castigaron con silbidos y abucheos los discursos de los legisladores de la bancada del radicalismo

Organizaciones de derechos humanos, sociales, políticas y piqueteras siguieron paso a paso ayer la sesión en la Cámara de Diputados para declarar la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final con una manifestación frente al edificio del Congreso de la Nación.

Los manifestantes escucharon cada una de las alocuciones de los diputados desde los altoparlantes colocados en los costados del escenario que se montó frente a la Plaza de los Dos Congresos y castigaron con silbidos, abucheos y cánticos hostiles las intervenciones de los legisladores de la bancada radical.

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, defendió el rol que cumplió el presidente Néstor Kirchner en la posibilidad de avanzar en la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final.

"Esto es posible porque tenemos otro presidente que no quiere convivir con los asesinos", dijo Carlotto, y agregó: "Donde un presidente da el ejemplo, los demás poderes lo imitan. Es contagioso".

En medio de las banderas de las numerosas organizaciones que poblaron la Plaza de los Dos Congresos para reclamar "Justicia y verdad", el premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel aseguró que la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final es "el primer paso" para llegar "a la etapa de los juicios, que es imprescindible para lograr que en la Argentina haya verdad y justicia".

El escenario estuvo encabezado por Carlotto y la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, quien poco después de las 17 tomó el micrófono en una de las intervenciones de la UCR para gritarles a los manifestantes: "Los radicales no tiene memoria y son traidores a la patria".

Una hora antes la multitud congregada frente al Congreso había festejado el apoyo unánime que dio la Cámara de Diputados al decreto presidencial que le otorgó rango constitucional a la convención internacional que declara la "imprescriptibilidad" de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.

En ese contexto, entre bengalas rojas y bombas de estruendo, bajo una discreta vigilancia policial, con las avenidas de Mayo y Callao cortadas en todos los accesos al Congreso, los manifestantes circulaban con fotos de personas desaparecidas durante la última dictadura, pancartas con reclamos de justicia, se abrazaban y lloraban mientras gritaban: "Justicia, justicia".

Entre las agrupaciones se encontraban el Partido Obrero, Izquierda Unida, Partido Comunista, Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, Partido de la Revolución Democrática, Liga Argentina por los Derechos de Hombre, el Centro de Estudio Legales y Sociales (Cels), Correpi, Ceprodh y los piqueteros de la CCC, el Polo Obrero y el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (Mijds), entre otros.

Juan Carlos Alderete, referente de la CCC, dijo que "hoy es un día histórico, una cita de honor para que los genocidas paguen con la cárcel", y advirtió: "Quisieron tapar todo con las leyes de impunidad pero el pueblo está convencido de que los genocidas tienen que pagar con la cárcel en la Argentina".

Cuando poco antes de las 16 se escuchó desde los altoparlantes que faltaban doce diputados para lograr el quórum necesario, los manifestantes no dejaron de corear: "Olé, olé, olé, olá, si no bajan los vamos a ir a buscar".

Pero faltaban minutos para que la Plaza de los Dos Congresos estallara cuando se alcanzó el quórum y comenzó la sesión en el recinto.

"Se acaba, se acaba", decía una madre de Plaza de Mayo, con su pañuelo blanco en la cabeza y lágrimas en los ojos, mientras levantaba la foto de su hijo desaparecido: una imagen diferente e igual a cada una de las miles de retratos que poblaron ayer la Plaza de los Dos Congresos.

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