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 viernes, 07 de diciembre de 2007  
Murió uno de los heridos en Río Cuarto y hay otros dos en estado desesperante
Denuncian riesgosos proyectos “secretos”. Trabajaban de noche con materiales peligrosos

Juan Andrés Politano, un estudiante de 22 años, falleció ayer a raíz de las graves quemaduras que sufrió anteayer durante la explosión en un laboratorio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en el sur de Córdoba. El siniestro dejó además 23 heridos, seis de los cuales siguen graves y dos en estado desesperante.

El joven, quien cursaba ingeniería química, se hallaba internado en el Instituto del Quemado, con el 85 por ciento de su cuerpo quemado.

Oscar Cardozo, subdirector del Hospital Córdoba, del que depende el Instituto del Quemado, dijo que Politano llegó al centro asistencial “con asistencia respiratoria mecánica, entubado con un respirador”, y que durante las últimas horas permaneció “sedado farmacológicamente”.

En tanto, padre del estudiante fallecido dijo ayer que “mi hijo me había dicho que hacía dos meses lo habían invitado a participar de un equipo de investigación que trabajaba en un proyecto peligroso y secreto sobre combustibles. Pero nunca indicó que no había seguridad”. Héctor Politano resaltó: “Lo único que quiero es que la Universidad me diga qué pasó”.

El muchacho le había explicado: “Papá, trabajamos de noche, nos acostamos a las dos, tres de la mañana. Usamos hexano, es muy peligroso, por eso necesitamos que haya poca gente en la planta”.

Internados.
El director del Instituto del Quemado, Carlos Simons, señaló que siguen en grave estado los otros seis internados en ese centro de salud y que dos de ellos están en “estado desesperante” porque tienen quemaduras en más de la mitad de su cuerpo y en las vías respiratorias.

En esa situación se encuentran también el investigador Damián Cardarelli, de 43 años y técnico del Conicet, y la investigadora y docente de ingeniería química Liliana Giacomelli, de 41 años, quienes tienen quemado más del 70 por ciento del cuerpo.

También preocupa el estado de salud de los profesores Damián Cardarelli, quemado en un 39 por ciento, y Gladis Barale, de ingeniería química.

El otro profesor, con el 50 por ciento de quemaduras, es Miguel Angel Mattea, de 52 años, investigador y doctor en ingeniería química. Mattea dirige el proyecto “Tecnología de membranas aplicada a la industria oleaginosa”, supervisdao por el Conicet.

Técnico rosarino.
Otro de los heridos es Diego Bonassa, un técnico rosarino contratado por una aceitera de la región; está en terapia intensiva.

En tanto, Sebastián Murillo, un empleado de la aceitera General Deheza, permanece en el Nuevo Hospital de Río Cuarto, pero sin peligrar su vida.

Se cree que las explosiones se originaron al caer un tambor que contenía hexano, un hidrocarburo altamente inflamable. El hexano se usa para producir biodiésel, pero todavía no se sabe el método de las pruebas, vinculadas a la Aceitera General Deheza. (Télam y DyN)
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Un policía custodia la puerta del centro piloto de la Facultad de Ingeniería de Río Cuarto, donde anteayer hubo un incendio y explotaron cinco tanques de hexano como el del primer plano.

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