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 domingo, 18 de noviembre de 2007  
Turcos y Caicos, el paraiso escondido
Ubicadas a hora y media de vuelo de Miami, las islas caribeñas son ideales para el descanso

Ricardo Luque / La Capital

Desde la ventanilla del avión, mientras comienza el lento descenso, un paisaje de ensueño sacude al viajero. El azul profundo del mar va quedando atrás al tiempo que una amplia gama de turquesas revela que la cosa está cerca. Bajo la superficie de las aguas, apenas tiznadas por los trazos blancos que dibuja aquí y allá la espuma de las olas, se vislumbra la sombra de los arrecifes de coral y la belleza irresistible del Caribe.

   Después de dar un rodeo con el ala levemente inclinada de lado se alcanza a ver un tajo que corta en dos el tapiz verde que cubre a la isla. Es la pista de aterrizaje del Providenciales Internacional Airport de Turcos y Caicos, destino final de un viaje que, después de una hora y media de vuelo desde Miami, promete una temporada en el paraíso. Playas de arenas blancas, aguas templadas y ambiente relajado, un menú irresistible para el turista que busca un lugar tranquilo donde descansar en contacto con la naturaleza.

   Las islas Turcos y Caicos, que están ubicadas a escasas 575 millas al sudoeste de Miami, son el lugar de veraneo habitual de norteamericanos y europeos. Con apenas 260 kilómetros cuadrados de área terrestre, distribuidos en ocho islas y 40 pequeños cayos que rodean al archipiélago en forma de un amplio collar, es considerada por la prensa especializada en turismo como el mejor destino de playa del Caribe. En la temporada 2006 su combinación de bellezas naturales y servicios de alta gama se llevó todas las medallas.

   La capital, Cockburn Town, se encuentra en Gran Turca, lugar muy apreciado por pescadores y submarinistas y sede del Museo Nacional. En total Turcos y Caicos no llega a los 20 mil habitantes. En contraste, cada año llegan más de 100 mil visitantes. Los complejos turísticos más importantes están emplazados en la encantadora isla de Providenciales, o simplemente Provo, como se la conoce en la zona. Allí se encuentran el Beaches Resort, un lujoso complejo destinado al turismo familiar perteneciente a la cadena Sandals, y la villa de la cadena francesa Club Med, una de las pioneras del desarrollo turístico de las islas a a donde llegó 20 años atrás.

Ideal para bucear

Rodeado por el arrecife más grande del mundo, el conjunto de islas que conforman Turcos y Caicos es un paraíso para los amantes del buceo. En sus aguas cálidas, cristalinas y calmas se puede apreciar la amplia variedad de especies animales y vegetales que ofrece generosamente la vida marítima en la región. Tanto es así que el propio Jean Michelle Costeau, después de una visita al archipiélago con su célebre barco Calipso, la calificó como el mejor lugar del planeta para apreciar la belleza del coral.

   Alejado de la “ruta de los huracanes” y bendecido por un clima agradable, con un promedio de 28º de temperatura diaria, es un lugar ideal para disfrutar del mar todo el año. Alejado de los destinos turísticos tradicionales del Caribe, atrae a los ricos y famosos que en sus playas consiguen el más ansiado de sus tesoros: la privacidad. Por eso, y por ofrecer la posibilidad de realizar inversiones libres de impuestos, celebridades como Bruce Willis, Angelina Jolie y Pierce Brosnan compraron ahí sus islas privadas.

   Para los turistas que, además de mar y sol, buscan tranquilidad y atención personalizada, el archipiélago brinda una amplia variedad de servicios de primer nivel tanto de hotelería, en los lujosos resorts emplazados en la zona de costas, como de gastronomía. Los platos que se preparan en los exclusivos restaurantes de las isla, basados fundamentalmente en frutos de mar, proponen un menú variado y exótico capaz de satisfacer los paladares más exigentes y sorprender a los viajeros más experimentados.

Mar adentro

Durante el día los más inquietos pueden tomar una excursión para practicar snorkeling mar adentro, salir de pesca en pos de piezas de gran tamaño o navegar a vela, ya sea en catamarán o en una tabla de windsurf. Las noches invitan al relax, a tomar una copa en alguno de los bares mientras se escucha la música tradicional de la isla. También a visitar las discos que agitan hasta la madrugada al ritmo contagioso del regaeton o el casino de Providence, la capital de Grand Turco, en busca de buena fortuna.

Amor y playas

Los paisajes de ensueño de Turcos y Caicos son una invitación para el romance. Por eso las islas se han convertido en el lugar elegido por los enamorados para contraer matrimonio. Las mayoría de los hoteles ofrece paquetes turísticos de bodas que, además de la ceremonia y la infaltable fiesta, incluyen la luna de miel. Así es como, al caer la tarde, cuando el sol enrojecido empieza a ocultarse en el horizonte, puede verse como parejas felices dan el “sí”, a metros del mar turquesa, descalzos y rodeados de parientes y amigos.

   “Entre las opciones que ofrece el sistema all inclusive están los planes especiales para bodas. Tienen gran aceptación porque no sólo es una experiencia única e inolvidable sino también porque los servicios son de excelencia”, aseguró el mánager general del complejo Beaches del Sandals Resort, Scott Robins. “Muchos famosos han elegido Turcos y Caicos para celebrar su casamiento porque les garantiza privacidad en un entorno privilegiado del Caribe y, sobre todo, un ambiente relajado donde poder disfrutar del momento más importante de sus vidas en paz”.

   Turcos y Caicos es uno de los secretos mejor guardado del Caribe. ex colonia de la Corona Británica logró su autonomía en 1976, por lo que la moneda oficial es el dólar americano y el idioma oficial, el inglés. Aunque sólo hace aproximadamente 20 años que comenzó el desarrollo de de su infraestructura turística, los hoteles del archipiélago ofrecen servicios que no tienen nada que envidiarle a los destinos más habituales de la región: Bahamas, Jamaica, República Dominicana y Cuba, pero los aventaja en el nivel de seguridad que brinda a los visitantes.

Iglú de sal

Hasta fines de los años 60, el refinado de sal marina fue la principal industria de las islas. Desde entonces, el turismo y las finanzas off shore se convirtieron en sus principales fuentes de ingresos. Durante largo tiempo el pabellón nacional incluía un iglú porque un fabricante de banderas confundió el símbolo nacional de las islas —una montaña de sal— con una casa esquimal a la que incluso añadió una puerta. Nada más lejano a la realidad de este paraíso tropical y sus atardeceres de tarjeta postal.


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La belleza de las islas en todo su esplendor.

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