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domingo,
18 de
noviembre de
2007 |
Regreso a la cosmética natural
Desde tiempos remotos el hombre fue descubriendo las propiedades benéficas de ciertas hierbas, flores, tallos, hojas y frutos.
Aprendió a utilizarlas para obtener extractos que lo curaban o disminuían las molestias. Primero fue la tradición oral y luego la escritura la que fue transmitiendo estos saberes.
Otro de los usos más frecuentes fue en el ámbito de la belleza y la estética. Quién no recuerda a la famosa reina de Egipto con sus baños especiales o los maquillajes con que recibieron los persas a las tropas victoriosas de Alejandro.
En la era moderna poco a poco los elementos naturales fueron reemplazados por los sintéticos, quedando en desuso las valiosas propiedades de las plantas. Nuevas investigaciones y una tecnología desarrollada en función de la ecología hizo que se revalorizaran las viejas recetas y extractos naturales.
Así comenzaron a surgir shampúes y cremas de ortiga blanca, romero o caléndula o los exóticos como el árbol de té, bambú, ginko biloba o el té verde.
Extractos de hierbas y aceites esenciales son la vedette de las cremas faciales y capilares y esto se debe a que numerosas investigaciones redescubrieron sus propiedades y utilidades.
Por ejemplo, se descubrió que una combinación de extractos naturales disminuía la agresión de los radicales libres durante el proceso de coloración del cabello sin afectar el color. La acción antioxidante de muchos de los extractos naturales son aprovechados y utilizados en cremas y shampúes.
Las posibilidades de los productos orgánicos no tienen fin y se fueron imponiendo para la belleza capilar. Para esto no sólo se utilizan hierbas de la zona sino también del resto del mundo.
Tal el caso del bambú, el árbol de té, la papaya, el guaraná o el roibos. Pero las hierbas locales no se quedaron atrás en la eficacia ni en el uso. La cola de caballo, rica en sílice, fortalece el cabello y disminuye la caída mientras que el laurel es un eficaz extracto contra la seborrea. También se utilizan los derivados de los cereales como el extracto de germen de trigo, la avena y el maíz.
La vuelta de estos productos y su incorporación a la cosmética natural ha potenciado el reconocimiento de los sabios antiguos. Sepamos aprovechar esta vuelta a lo natural.
La naturaleza nos ha legado este tesoro que debemos cuidar y aprovechar. Belleza y naturaleza unidas para estar mejor y más sanas.
Manu López
[email protected]
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