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 domingo, 18 de noviembre de 2007  
Banade: un buen proyecto que terminó en escándalo
El caso del banco de inversión liquidado en los 90, una historia para no repetir

La desafortunada experiencia del Banco Nacional de Desarrollo (Banade) envolvió durante mucho tiempo bajo un manto de sospechas las tibias iniciativas oficial es de crear una nueva entidad oficial para financiar a los sectores productivos argentinos, pero la nueva gestión presidencial que arranca el próximo 10 de diciembre parece haberle encontrado la vuelta al tema y se embarcaría en la creación de un banco de desarrollo.

El Banade nació en 1970 de los cimientos del Banco de Crédito Industrial cuando Aldo Ferrer era ministro de Economía de la Nación y cerró sus puertas en 1993. Durante 23 años el país contó con un banco encargado de financiar a las empresas con créditos más blandos que el sistema financiero tradicional pero esta entidad no es recordada por los beneficios que dejó, sino por los escandalosos créditos que otorgó en su momento.

En mayo de 1993, mediante el decreto 1027 el gobierno declaró “disuelto y en estado de liquidación” al Banade y esta misma norma dispuso que las obligaciones y los pasivos de la disuelta entidad pasaran al Banco de la Nación. Cuando la entidad cerró tenía una cartera judicial de 5.700 millones de pesos, distribuida entre mil empresas deudoras. El 60% de esa cartera estaba concentrada en sólo 20 compañías, algunas de ellas eran Massuh, Alpargatas, Celulosa, Pérez Companc y Alto Paraná, aseguran las notas periodísticas de ese momento. En 2005 el Banade tenía un patrimonio neto negativo de 223,6 millones de pesos.

Sin embargo, el Banade tuvo una historia feliz y era cuando financiaba pymes y empresas que pagaban y cumplían con los requisitos. Pero otra fue la película cuando proliferaban los créditos políticos, que tenían el aval del Tesoro y que nadie pagaba. Años más tarde la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas determinó que el Estado Nacional otorgó avales en forma indiscriminada.

La relación de los grupos económicos con el Banade encerró complejas y promiscuas vinculaciones. Uno de los mayores escándalos previo a su liquidación fue el procesamiento dispuesto por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral al titular del banco al comienzo del menemismo, Roberto Luis Arano, por presuntas operaciones irregulares por 90 millones de dólares en el convenio Celulosa-Citibank.

En la medida que el país entró en un proceso de desindustrialización y retroceso, el banco perdió las funciones esenciales que debía cumplir una institución de ese tipo y se transformó en una vía de transferencia de recursos del Estado hacia los sectores económicos más concentrados.

Quien convocó nuevamente a esa entidad en la agenda económica fue Roberto Lavagna, aunque la idea de recrear un banco de fomento ya se había instalado por las disputas con Brasil, socio comercial que basa su crecimiento industrial en un poderoso banco de desarrollo. Sin embargo, durante la gestión del ministro no se logró poner en marcha el proyecto y cuando llegó Felisa Miceli a Hacienda tampoco pudo plasmarse la iniciativa, a pesar de los pedidos de los industriales. La ministra no avalaba el proyecto.

Ahora es el turno de un nuevo ministro y según los anuncios oficiales Martín Lousteau sería el mentor de un nuevo banco de desarrollo nacional.

P.M.








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