Para limpiar su nombre

Parece ser que en este país estamos acostumbrados a ensuciar a las víctimas de casos espantosos, como el que le ocurriera a mi hermana el domingo 4 de noviembre a la medianoche. En ese momento dos psicópatas la interceptaron, la amenazaron y la obligaron a subir por la fuerza a un vehículo. La privaron de su libertad durante ocho horas en el domicilio de uno de los agresores ubicado en Pellegrini al 5700. Fue amenazada con armas blancas, violada reiteradas veces por ambos y maltratada. Cuando el mayor de los dos se quedó dormido, el sobrino la dejó en libertad bajo amenaza de que no hablara. Ultrajada y maltrecha, logró que una persona la acercase a la seccional 14º, donde se le realizaron los exámenes médicos. Efectivos de dicha seccional nos comunicaron que los dos hombres estaban identificados, pero que para detenerlos debían esperar la orden del juez. Nos da una mezcla de risa e impotencia la detención, que duró dos horas. El juez Alfredo Ivaldi Artacho ordenó liberarlos porque no tienen antecedentes. La pregunta es, ¿cuántas víctimas más necesitan para que estas personas estén donde tienen que estar: detrás de las rejas? Otra razón que nos lleva a redactar esta carta es para que la prensa se abstenga de levantar acusaciones sin fundamento. Ha generado mucha indignación en mi familia leer que mi hermana "ejercía la prostitución", cosa totalmente falsa. Mi hermana no vive en Rosario sino en la localidad de San Lorenzo, y se encontraba circunstancialmente en esta ciudad, con lo cual los "testigos" que dicen conocerla del barrio son absolutamente falsos. Ella jamás ejerció la prostitución. Mi hermana es una mujer trabajadora y luchadora que crió tres hijos en un matrimonio ejemplar. No permitiremos esas calumnias e injurias. Este hecho no se lo merece nadie y seguiremos luchando por justicia. No pierdan de vista que lo importante es que los violadores siguen sueltos y no sigan cayendo en el error de querer transformar a la víctima en victimario.

Ana C.González, DNI 17.326.362

N. de R.: el caso que menciona la lectora quedó sin pruebas porque un grupo de personas incendió la casa donde ocurrió el hecho que describe y, según el juez, se quemó así toda la evidencia. Este diario, por otra parte, sólo reflejó información contenida en la causa judicial del caso..