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sábado,
03 de
noviembre de
2007 |
Gracias al servicio municipal de salud
Hace tiempo debí escribir esta carta, pero no tuve fuerzas y recién ahora puedo hacerlo. En junio de 2006 recibimos un golpe duro de resistir. Nos enteramos que mi tío Toto era uno más de aquellos que padecen cáncer de pulmón. La enfermedad estaba avanzada y el panorama era complicado. Los avatares de esta Argentina hicieron que mi tío, por esos días, no tuviera obra social y comenzó a ser atendido por el sistema de salud pública municipal de nuestra ciudad de Rosario. Si pudiera expresar con palabras la guerra que libró, creo que no encontraría ninguna de ellas en el diccionario. Su entereza, su garra y su fe demostraron ser imbatibles, y cuando Dios vino a buscarlo el 26 de agosto de este año se fue rodeado de todos nosotros, su familia y sus amigos, y seguramente en algún lugar los esperaban otros tantos. Hoy sólo puedo decir gracias a ustedes, a los médicos del Cemar, a la doctora Quintanillas, al doctor Greco, a la doctora Binner, a toda la gente, enfermeros, médicos y personal del Heca, del Hospital Alberdi y del Carrasco. Allí recibió una excelente atención, no sólo en los hospitales, sino domiciliaria. Todos, absolutamente todos, le brindaron mucho afecto, y eso será, por nosotros, eternamente agradecido. Gracias por la calidad y pureza humana. El cáncer ganó una batalla, pero nuestro querido tío Toto ganó muchas más y será para nosotros el fiel reflejo de la dignidad humana, del buen hombre que se debe ser y de ese tipo que jamás se dio por vencido. Gracias Toto a vos también, no te olvidamos y a partir de ahora tenemos más que una batalla contra el cáncer de pulmón, tenemos un compromiso por ayudar a quienes lo padecen.
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