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miércoles,
17 de
octubre de
2007 |
Quién les pone límites a los tratamientos
María Gabriela y Andrés rondan los 30 años. Ambos encararon la búsqueda de un hijo cuando ya tenían un techo seguro, una posición económica consolidada y la pareja en el mejor momento.
Después de mucho intentar que se produzca el embarazo buscaron asistencia médica y descubrieron que ella no ovulaba. Así arrancó un largo camino de tratamientos de fertilización asistida que los puso al borde del colapso emocional. “Me sometí a varias cosas”, dice la mujer, mientras muestra las marcas que le dejó en su panza la última intervención para una fertilización in vitro.
“No quiero desesperarme pero tampoco creo que los esfuerzos deban ser ilimitados”, confiesa.
Al respecto, el psicoanalista Diógenes Taboada explica: “Desgraciadamente, desde el punto de vista profesional muchas veces se le ofrece a las parejas la posibilidad de tener un hijo a cualquier precio, como sea”, destaca.
“Las posibilidades de éxito, entendidas como el logro de un embarazo que llega a término y una pareja que se vuelve a su casa con un bebé, son del 50%”, relata el ginecólogo Miguel Marún, quien afirma que es necesario hablar con sinceridad con el hombre y la mujer y jamás crear falsas expectativas.
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