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miércoles,
17 de
octubre de
2007 |
Traill, entre el olvido y la esperanza
El pueblo, con apenas 220 habitantes, aguarda que se revalorice su estratégica ubicación
Traill.— La primera dificultad a la hora de intentar tomar contacto con el pueblo se presenta en la guía telefónica. El listado correspondiente a este pequeño poblado está conformado por sólo nueve números. El distrito, de 18.700 hectáreas, se encuentra en el corazón del departamento San Martín en el centro-oeste provincial, a unos 180 kilómetros al noroeste de Rosario.
Aunque ese emplazamiento le asignó desde su fundación un lugar estratégico, es la única jurisdicción que no posee rutas pavimentadas y allí se presenta el segundo obstáculo. Cuando llueve no se puede llegar.
Si el tiempo está bueno y los caminos transitables, se accede desde la ruta nacional 34, recorriendo 11 kilómetros desde el punto medio entre Cañada Rosquín y San Martín de las Escobas, hacia el oeste. También es posible arribar desde la provincial 13, a la altura de San Jorge hacia el este, tomando la ruta provincial 49-S y tras andar 18 kilómetros. Hay otras alternativas transitando caminos comunales.
Solamente un prolijo cartel carretero advierte el paso por la zona urbana. Unos 100 metros después, otro similar indica el nombre de esta localidad de 115 años. Después de un par de curvas entre montes de algarrobos y eucaliptos, algunas antiguas casonas deshabitadas marcan el pueblo.
Traill está recostado sobre la margen sur de la ruta 49-S y tiene pocas viviendas. Allí comparten sus vidas alrededor de 80 habitantes pertenecientes a las 22 familias que resistieron una historia de adversidades y conservan aún la esperanza de que la rehabilitación del ferrocarril o la pavimentación de la ruta, detenga el proceso migratorio hacia otras poblaciones en busca de mejor porvenir.
Epoca de oro. “No podemos explicarnos cómo, en un país tan extenso como el nuestro, un medio de transporte económico como el ferrocarril no esté desarrollado”. La frase pertenece al presidente comunal, Oscar Zallocco, y cobra relevancia cuando el mandatario explica que en la época de oro, la estación de trenes, su gran movimiento comercial y el crecimiento de la población auguraban un futuro sobresaliente.
El pueblo llegó a superar los mil habitantes en la década del 30. Como en la actualidad, la actividad económica principal se relacionaba con las explotaciones agropecuarias.
La ubicación estratégica de la localidad y la disposición de los servicios que comenzaron a prestarse fueron lo que lograron atraer la atención de las principales empresas de la región. “Los molinos harineros Boero y Bruning, de San Jorge, y los principales consignatarios de hacienda de la zona tenían oficinas en Traill”, explicó Zallocco.
Desde la estación local se despachaban diariamente vagones con hacienda y granos de la región, principalmente de las estancias Las Limpias, El Chirú, La Isabella y La Esterlina, entre otros establecimientos menores. Los dos primeros fueron creados por quienes en 1892 fundaron el pueblo, los irlandeses Roberto y Edmundo Traill y junto a los productores que se asentaron más tarde, forjaron una sólida economía regional.
En estas estancias, que aún existen, se generó un proceso que hizo trascender el nombre de Traill al mundo: la cría y adiestramiento de caballos de polo.
Datos curiosos. La historia del pueblo guarda algunos datos curiosos que se encuentran recopilados en el libro del centenario, cumplido en 1992, y en la memoria de los ancianos. La comisión de fomento se creó en 1926 y se tomó como costumbre que el despacho funcionara en el domicilio particular de quienes se desempeñaron como secretarios de la misma. Esa práctica funcionó hasta 1976, cuando se asignó un lugar apropiado para su funcionamiento, hasta que en 1989 se inauguró el edificio comunal.
Otra particularidad del pasado de Traill es que en la década del 30, la comisión de fomento entregaba sin cargo la patente de vehículos al comisario y a los tres titulares de la comisión comunal. Si no poseían automóvil, se les daba el valor del beneficio en efectivo.
El anecdotario de pueblo registra también que en 1939 la comuna contrató a un inspector de calles, rol cumplido por un agente de policía que no cobraba sueldo por la prestación sino que recibía el valor de la infracción que registraba. Además, según los vecinos más antiguos, el primer maestro del pueblo fue también el agente de policía Esteban Quiroz, quien enseñaba a leer a niños de diferentes edades en un calabozo.
El tren. Tanta era la vinculación con el ferrocarril que la llegada del tren era todo un acontecimiento. El silbato que marcaba su arribo rompía la monotonía y la mayoría de la gente se arrimaba al andén. Con el tren de la tarde llegaban víveres, comisiones, golosinas, hielo y el diario La Capital.
En el pueblo funcionaba entonces un almacén de ramos generales y un bar con cerveza, vino y chinchibira refrescados en el pozo de agua. La actividad agrícola era intensa y se habían instalado talleres, fábricas y empresas lácteas.
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El acceso a Traill todavía debe hacerse por una ruta provincial sin pavimentar. Sus escasos habitantes viven una vida pacífica
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