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domingo,
07 de
octubre de
2007 |
En el Cilindro de Avellaneda
Central no lo pudo aguantar y empató con Racing
Gustavo Conti / Ovación
A Carlos Ischia le toca ahora la palabra. Ni vale la pena recurrir a las estadísticas, ni enumerar cuestiones de suerte, ni cargar tintas contra los arbitrajes. Nada de eso. Si la repetición debe ser tomada como un síntoma, no hay dudas de que hay que poner manos a la obra y corregir los indisimulables problemas defensivos que tiene este equipo y que son su verdadero talón de Aquiles. Mejoró mucho, muchísimo, en el juego ofensivo y por eso la consecuencia no fue peor, pero mientras siga regalando hará vivir a todo el mundo con el corazón en la boca, tan cerca del paraíso como del infierno. El 2 a 2 ante Racing debe ser entendido así y tomado en todo caso como una tregua para el necesario impasse que tendrá Central.
Para aplaudir la actitud canalla. Del principio al fin. Se sobrepuso a uno de esos goles que son para bajar los brazos. Lo dio vuelta y hasta se tuteó con el tercer gol, antes y después del segundo de Sava. Se nota que dio un paso al frente con la presencia de Messera, el socio ideal para pibes que crecen a buen paso como Damián Díaz y Costa. Además, otra vez Vizcarra sació su hambre de gol.
Pero el negativo de esa imagen fue claramente su puesta defensiva. Lejos, debe ser una de las más vulnerables de todos los equipos del Apertura. Y a esta altura quedarse en que a Central le agarra una crisis de pánico a la hora de cerrar los partidos es sólo ver una parte de la cuestión. La otra, la más importante, es que defiende mal. Que Raldes y Ledesma están lejos de conformar una dupla de zagueros segura. Que Papa ataca mejor de lo que marca y que Farías ayer hizo todos los errores posibles. Hasta infantiles.
Central fue el que manejó la pelota todo el primer tiempo, a partir de la sociedad Messera-Díaz, el que usó los laterales y no supo herir a Navarro. Pero también el del resbalón tragicómico de Farías que le dio a Sava la chance de anotar en la única llegada de Racing.
Central fue el que lo dio vuelta con la misma receta de toque por abajo, pausa para pensar la asistencia y frialdad para definir. Primero en un toque de Messera para Costa que el Pelado metió de primera para que por el otro lado Papa hiciera lo mejor de su noche, mandándola de zurda, y también sin pararla, a la red. Y luego, cuando otra vez Costa habilitó a Vizcarra por la medialuna y el artillero batió a Navarro, mostrando que no se embatata ante una chance así.
Pero también el de los rechazos erráticos de Farías, la incoordinación de Ledesma para marcar a Avalos en la habilitación a Sava del empate, y la total descompensación para dejar tres veces más al Colorado cerca del gol, aunque esta vez el palo y la fortuna le ahorraron un trago más amargo aún. Tanto, que la angustia por otra vez no poder mantener el resultado, se transformó en alivio al conservar al menos el punto.
Central creció en un aspecto fundamental y sigue para atrás en otro no menos importante. No se trata ya del oficio para manejar un resultado sino, más trascendente todavía, de que hay cuestiones a trabajar muy profundamente y donde sí o sí debe haber cambios, muy posiblemente de nombres. Lo contrario es seguir sufriendo y partido en dos.
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Fotos
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Chirola Ledesma es camiseteado. Central tuvo problemas defensivos y no pudo mantener la ventaja.
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