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 sábado, 06 de octubre de 2007  
Lito Vitale revela detalles de la grabación de su nuevo álbum, “El otro”
“Me puse menos solemne y disfruto de los ritmos prohibidos”
El tecladista debutó como cantante en el disco más atípico de toda su carrera

Pedro Squillaci / Escenario

Arriesgar es un factor básico de la condición artística. Y Lito Vitale está en esa frecuencia. “El otro” es el primer disco en la extensa carrera de Vitale en el que el tecladista se anima a cantar y mostrar sus composiciones. “Siempre hay un otro que a veces no queremos mostrar o que nos avergüenza o que no estamos completamente seguros. Y nunca es tarde para probar e intentar”, dijo el músico que en este trabajo compartió autoría de muchas de sus canciones con Juan Subirá, Pedro Aznar, Kevin Johansen, Fontova y Liliana Vitale.

—¿Realmente hay otro Lito Vitale?

—Este año cumplo 46 y el año pasado tuve una charla con Afo Verde, presidente de BMG, y a la hora de ver la posibilidad de hacer algo juntos se quedó pensando y me propuso una cosa: si no me animaba a hacer un disco cantando y tocando la viola. Y yo vi que este era el momento de intentar algo en lo que yo no me siento seguro y ver cómo es volver a empezar y volver a aprender. Ver cómo era componer canciones en tres y cuatro minutos, aprender a cantar, soltarme un poco.

—¿Qué sentiste a partir de esta experiencia?

—A partir de que comencé a hacer el disco empecé a ver la posibilidad de desempolvarme un poco, de ponerme menos solemne y disfrutar otros ritmos que siempre fueron, entre comillas, prohibidos para lo que yo hacía, por lo menos.

—¿A qué le llamas ritmos prohibidos?

—Me refiero puntualmente al cuarteto y a la cumbia, ya que hago dos temas (“La cumbia de Harry” y “El rock nuestro de cada noche”) que son los más extremos del disco, en los cuales intento dar una visión personal de lo que es esa música, con todo respeto, y además me enfrento al miedo de no ser yo. Pero creo que “El otro” también significa que en todos nosotros siempre hay un otro que a veces no queremos mostrar o que nos avergüenza, del que no estamos completamente seguros. Pero nunca es tarde para probar y para intentar. Esto para mí, vaya como vaya el disco, es un aprendizaje y me da mucha felicidad poder plasmarlo. Sé que es el primero de unos cuantos que voy a hacer en este sentido.

—¿Significa que por el momento darías un paso al costado en la producción de música instrumental, que te caracterizó en tu carrera?

—Yo siento que sí. Siento que me dan ganas de intentarlo e inclusive estamos ensayando con la banda. Ahora estoy trabajando junto a un pianista y yo voy adelante, cantando y tocando la guitarra y el acordeón. Nunca en mi vida toqué de frente al público, en toda mi historia.

—Cuando arrancaste con MIA (Músicos Independientes Asociados), en los 70, marcaste un quiebre con lo que se escuchaba en esa época. ¿Este es un nuevo quiebre en tu carrera?

—MIA fue una de las primeras experiencias independientes del país; el trío con Baraj y González fue un éxito masivo instrumental; el cuarteto me dio un lugar dentro de la música experimental ligada al new age; y con Baglietto tuvimos la suerte de ganar un Grammy cantando tangos. Este disco me abre la puerta a una parte expresiva que tenía completamente cerrada, que era cantar, aprender a cantar y aprender a expresarme a partir de la voz.

—¿Vos tenías tus temas compuestos al momento en que Afo Verde te propuso hacer un disco propio?

—Nada, cero. A fin del año pasado sucedió esto. Yo me junté con él y le tenía que pedir una autorización para otro disco que estaba haciendo, y eso pasó en agosto o septiembre. En febrero me puse a estudiar canto, tenía unos pólipos en las cuerdas vocales, me operé y en marzo me puse a componer. La primera fue “Ves”, una bachata hecha junto a Pedro Aznar, y de ahí en más empecé a componer con otros artistas, algunos no entraron, como los temas que hice con León Gieco y Alejandro Lerner, que tenían una cosa muy tediosa. Digamos que no lograron despegar y quedaron para otra posibilidad de agregarle algo y transformarlo en un tema un poquitito más arriba. Después empecé a componer desde mitad de año, y comencé a escribir letras, que era algo que no hacía desde pendejo.

—¿Cuál es el máximo miedo cuando estás frente a la gente?

—El miedo a estar de frente, sin mis teclados, que de alguna manera me cubrían. Más allá de eso también hay complejos con mi imagen, y mil boludeces más que hacen un combo que me llevan a decir: “Bueno, vamos, me tengo que jugar, vamos para adelante con todo y se acabó”.
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Lito Vitale se animó a tocar y cantar cumbia, cuarteto, bachata y baladas.

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