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| domingo,
30 de
septiembre de
2007 |
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Charlas en el Café del Bajo
—La columna de ayer la comenzamos de la siguiente manera: “comienzo la columna de hoy diciendo que acabo de regresar del Hospital de Niños Zona Norte. Y he concurrido a ese nosocomio, porque desde hace cierto tiempo reflexiono sobre que si bien es cierto que el pensamiento, la palabra, son también, en ocasiones, formas de acción, es mejor accionar directamente o, para ser más claros: Hay que hablar menos y hacer más, debemos ser menos figurones y trabajar más por el prójimo. Y si me apuran, diré que basta de pronunciar tanto el nombre de Dios sin honrarlo como corresponde”.
—¿Y la de hoy como la empieza?
—Comienzo a escribir la columna de hoy diciendo que acabo de recibir el llamado de un hombre maravilloso, cuyas palabras y anuncio me han dejado poco menos que perplejo. Me ha dicho que en efecto hay que hablar menos de Dios y hacer más por el prójimo. Y a continuación me dio una noticia que, me disculparán los lectores, no puedo adelantar hasta tanto esté concretada la acción. Seguramente el martes podrán saber de que se trata. Mientras tanto, quiero seguir decir insistiendo a todos que por favor colaboren con el Hospital de Niños Zona Norte, porque además de la reparación del equipo de rayos la institución necesita de un elemento muy importante: otro aparato marca Toshiba, con intensificador de imágenes. Llamen a la cooperadora del hospital, hablen con las secretarias Virginia u Ornella y acuerden las formas de hacer llegar las donaciones. El teléfono es 4724532, interno 125.
—Hagamos, todos, algo por los chicos, especialmente por los chicos de escasos recursos.
—Después de que este amigo me llamó ayer, me quedé pensando en que muchas veces somos rápidos para pronunciar el nombre de Dios, pero lentos para hacer su voluntad. Vamos a misa, nos golpeamos el pecho, recibimos el cuerpo de Cristo, pero después si te he visto, Señor, ni me acuerdo. O nos llenamos la boca hablando de Adonai (Señor) cumplimos con el Shabat, pero cuando el prójimo pasa por delante entristecido y necesitado de La Torá nadie se acuerda. O hablamos de unción en las asambleas evangélicas y muchos “gloria a Dios” y “aleluya”, pero del hermano perdido en el fondo del pozo, de ese que se ocupe otro, mientras algunos pastorcitos andan en sus Mercedes Benz (como los he visto) gracias al diezmo. Y conste que uso la primera persona del plural porque no eludo la responsabilidad que me corresponde. -Bien. Algunos, además, confunden que cosa es trabajar para Dios y por Dios. Suponen que trabajar para la institución religiosa, cualquiera ella sea, es un acto de labor a favor de Dios. Mentes disparatadas y disparadas, cuando no obnubiladas, que perdieron el verdadero norte. ¿Hacer fieles para qué? ¿Para más poder o para decirles que hay que servir a Dios sirviendo al prójimo?
—Quiero decirle al amigo que me llamó (y que me prohibió nombrarlo) que mañana puede ser un gran día y que me ha conmovido al hacerme ver que hay personas tan buenas a las que debemos imitar. ¡Gracias!
Candi II
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Ex ministro y candidato presidencial
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