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domingo,
16 de
septiembre de
2007 |
Multitudinaria procesión al santuario de San Nicolás
Salieron desde Ayacucho y Arijón. Monseñor Mollaghan peregrinó junto a la multitud de fieles
Claudio Beron / La Capital
Hace frío, pero la multitud que espera en Ayacucho y Arijón no lo siente. Son peregrinos que integran la procesión de la Virgen del Rosario de San Nicolás que parten hacia el templo y que se levanta en la ciudad de San Nicolás . Cuando lleguen habrán dejado atrás 70 kilómetros y una lluvia fría que les caló los huesos.
Este año el lema es “Misioneros de la vida al estilo de María”. A las 3 en punto monseñor José Luis Mollaghan entonó un padre nuestro junto a la multitud. Minutos después una canción de Fito Páez sobre la importancia de recorrer un camino inundó el gris de la tarde y la caravana partió entre vítores y cantos.
“Estoy muy impresionado por la cantidad de jóvenes y familia que acompañan la peregrinación. El mensaje para todos es que hay que sentirse hermanos y caminar juntos”, sostiene Mollaghan.
Aparición. En San Nicolás, el 25 de septiembre de 1983 a Gladys Quiroga de Motta se le apareció la Virgen del Rosario y le pidió construir un templo. Hoy a las 7.30 Monseñor Mollaghan celebrará una misa en ese lugar y 24 años después la ruta 21 parece un camino de la fe como: Jerusalén, Santiago, Roma, La Meca o el Río Ganges.
Dos mujeres de unos cincuenta años van del brazo, llevan bastones y su objetivo es llegar. “El año pasado llegué y sentí una profunda paz, es literalmente divino”, dice una de ellas.
José Luis viste una camiseta de Central y se ríe, es tímido. “Vine una vez cuando tenía 11 años. Me sentí muy bien y con mucha paz. Cuando rezas te motivás, además; por ahí le ganamos mañana a Ñuls”, dice y se vuelve a reir.
La fe, la gente. En las 14 peregrinaciones anteriores se llegó a juntar una multitud de 100 mil creyentes. Hoy con la lluvia especulan que puede haber cerca de 60 mil. “En cada pueblo que pasamos la gente se une, canta, festeja”, dice un laico.
Julia asegura que está feliz, como de vacaciones. “Soy devota de la Virgen y esta es la primera vez que vengo, le pido que nos conceda nuestros sueños”, ora en un largo suspiro.
No caminan de rodillas, no se golpean ni lloran ni gritan su fe. Caminan, cantan y saben que tienen que pasar la larga noche, encontrar su paz.
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Fotos
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Los creyentes fueron organizados a lo largo de los 70 kilómetros de la procesión por laicos, personal municipal y la policía provincial.
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