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 domingo, 16 de septiembre de 2007  
Un proyecto finito que... ¿se acaba?

Carlos Duclos / La Capital

Hay un pensamiento de un escritor austríaco que en política conviene recordar: “La mejor estructura no garantizará los resultados ni el rendimiento, pero la estructura equivocada es una garantía de fracaso”. La certeza de este principio se puso de manifiesto hace pocos días en Santa Fe, cuando una estructura equivocada perdió las elecciones (léase, paradójicamente, el Frente para la Victoria). Y esta misma verdad, ciudadanía mediante, podría ser demostrada nuevamente el 28 de octubre, cuando el mismo frente obtenga un resultado pobre, como consecuencia de la presencia de otra estructura equivocada y de falta de mano de obra calificada para llevar adelante la campaña.

Comienza a hacerse un corrillo cotidiano, en todas partes del cosmos peronista santafesino, la exclamación: “¿¡Trabajar para la campaña?!” con un tono y un modo gesticular que hacen innecesaria la respuesta que, sin dudas, el oyente capta negativa. Para colmo de males para este Frente para la Victoria en la derrota, han aparecido en la provincia otras listas que tientan a algunos peronistas: dos de Rodríguez Saá, una de Lavagna, y el siempre presente fantasma del voto en blanco que, a no dudarlo, son votos de desdichados y despechados peronistas que, sintiéndose huérfanos, optan por la nada antes que por lo que se ofrece en la góndola política. Así las cosas, esta coalición cívica liderada por la señora Elisa Carrió (cuyo contrato moral parece que incluye en una de las cláusulas poner y sacar candidatos a dedo en el living de su departamento en Buenos Aires) podría muy bien obtener, con toda seguridad, la mayoría de los votos en la provincia de Santa Fe, al menos para los candidatos a diputado nacional. Si nada raro ocurre, Carlos Castellani encabezará la lista de diputados nacionales del lavagnismo y Luis Rubeo una de las listas de Rodríguez Saá. Por su parte, en la coalición de Carrió, encabeza la lista de diputados nacionales la carriotista de pura cepa Susana García, y han quedado desplazados de la lista —según dicen— talentosos dirigentes del ARI, por “especial” pedido de la señora autora del contrato moral. Los socialistas, a quien eventualmente la lista de la Coalición deberá la victoria en Santa Fe (si se produce), van en segundo y tercer lugares y el cuarto puesto le correspondió al ARI, pero afirman que con condiciones de la señora ¿Será cierto?

Bueno, después de todo los lugares no hacen a la cuestión, porque si es tal como se especula en ciertos círculos, es probable que la Coalición obtenga el caudal de votos suficiente como para meter a cuatro diputados nacionales al menos.

Lo cierto es que en el peronismo sigue la bronca y esto disminuye la chance del Frente para la Victoria. Recientemente se llevó a efecto una reunión de las 62 Organizaciones Peronistas de Rosario. Los informantes sostienen que hubo un fuerte repudio de ciertos gremios hacia la forma en que se realizó la campaña y algunas candidaturas. La prudencia imperó y no se personalizó (por ahora) a los responsables de la derrota. Pero que los hay los hay y así lo entendieron los más de cincuenta gremios peronistas que participaron de la reunión y que plasmaron en un comunicado pensamientos duros, por ejemplo: “El domingo 2 de septiembre significó un día aciago para los peronistas de Santa Fe, ya que por primera vez en mucho tiempo, sufrimos una derrota electoral. El Movimiento Obrero Peronista, a través de las 62 Organizaciones Peronistas, tiene algo que decir al respecto: agradecemos a todos los militantes y cuadros intermedios de nuestros gremios por el trabajo realizado en pos del triunfo del Frente para la Victoria. A pesar de que fuimos injustamente discriminados y apartados, no solamente en el armado e integración de las listas, sino en el aporte de ideas y planificación de la campaña electoral, desconociendo por una soberbia enceguecedora dónde se encuentra la base más sólida del Movimiento Nacional Justicialista. Por esa razón no nos sentimos responsables de este fracaso. Como bien lo dice el documento aprobado por el congreso nacional de las 62 Organizaciones Peronistas que conduce el compañero Gerónimo Venegas —dicen los gremios rosarinos— no hay peronismo sin participación popular, sin participación de la mujer, la juventud, y mucho menos se puede concebir una lucha electoral del justicialismo, expulsando al movimiento obrero de la contienda”.

Añade el fuerte documento del gremialismo peronista: “La derrota que sufrimos tiene responsables y por lo tanto tendrían que hacer gestos de nobleza hacia adentro del partido, y explicar qué es lo que se quiso hacer. Cuando decimos hacia adentro, lo hacemos en la creencia de que no debemos hacer lo de otros partidos, que de su interna hacen circos romanos para entretener a los ajenos. (Esto significa ocultar responsabilidad). Debemos realizar una lectura profunda —añaden— del desenlace de estas elecciones. La ciudadanía ya no desea más de lo mismo, sería por lo tanto sano y favorable al peronismo que algunos compañeros dieran un paso al costado”. ¡Imperdible y de una verdad franciscana! Claro que los “mismos de siempre” ni se inmutan y siguen atornillados a sus cargos.

Lo que quedó claro, en la reunión, es que los muchachos quieren tener un puesto de relevancia en el partido provincial y rosarino, anhelan fervientemente que las actuales autoridades se vayan pronto y están convencidos: "¡Vamos por el partido!".

En otro orden, la CGT Rosario hizo saber ayer que brinda total apoyo a la conducción nacional que ejerce Hugo Moyano.



El regreso de Eduardo. El regreso del presidente que fue artífice, junto con Lavagna, de esta recuperación económica nacional y también inventor del movimiento K (de lo que debe estar arrepentido), esto es el regreso de Eduardo Duhalde, ha puesto de mal humor a ciertos hombres del gobierno nacional. El ministro Aníbal Fernández, antes mano derecha del caudillo bonaerense, dijo que “se equivoca fiero al pretender volver a la política, porque los espacios perdidos no se recuperan más y menos cuando tiene como única propuesta el pasado".

Pero Duhalde ha sido claro, viene a ocupar los espacios que el gobierno no ha ocupado por andar construyendo nuevos movimientos de vida efímera, que se desvanecerán apenas se diluya la estructura K, que viene de mal en peor por las razones que todo el mundo conoce. Una reciente encuesta sostiene que en el último año, en sólo 12 meses, la imagen positiva del presidente cayó 19 puntos. Si esto ocurre con la figura del presidente, no es dable pensar que la imagen de la señora Cristina esté mucho mejor y si obtiene el triunfo en las próximas elecciones (como se supone que así sucederá) no será por las propias virtudes de la concertación K, sino por la ausencia de una oposición que cautive al electorado argentino.

En fin, que se estrena en el país un nuevo filme: “El regreso de Eduardo”. Algunos dicen que el dirigente vuelve porque el proyecto finito de K se acaba y que el famoso tren se bambolea peligrosamente con diagnóstico de descarrilamiento. Algunos pájaros de mal agüero dicen que la “motorwoman” puede llevar el tren a cualquier parte y empiezan a mirar otros trencitos, por ahora tranquilamente estacionados.

En fin...
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