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 domingo, 16 de septiembre de 2007  
Zafarrancho de candidaturas

Mauricio Maronna / La Capital

La puja por la Presidencia de la Nación parece uno de esos clásicos amañados entre Newell’s y Central, en el que ninguno de los dos hace demasiado para ir en busca de una victoria cristalina.

   El Frente para la Victoria es puro humo: si gana Cristina Kirchner será por el típico voto peronista, cuyo numen nace y se extiende en los enclaves del conurbano bonaerense, donde talla la flor y nata de lo peor de la política. La oposición es una feria de vanidades que divide su oferta hasta la exasperación. Parece que sus líderes internalizaron la inminencia de una derrota, utilizando los comicios como una interna abierta de cara al 2011.

   “(Néstor) Kirchner quería irse como (Ricardo) Lagos pero se va a retirar como (Alberto) Fujimori”, maximizó Luis Juez, víctima de demasiadas irregularidades como para no pensar que en Córdoba se consumó un fraude gigantesco. Si camina como un ratón y tiene cola de ratón...

   El cierre de listas de candidaturas representó otro cambalache nacional. El peso del aparato territorial bonaerense esfumó la idea de transversalidad kirchnerista que anidaba en piqueteros, sindicalistas no alineados y dirigentes de derechos humanos. En este caso, para muestra valen cien botones.

   Al colectivo oficial lo avalan 21 gobernadores. De los 136 intendentes bonaerenses, 100 van “atados” a la boleta presidencial. En el Gran Buenos Aires, todos (sí, leyó bien, “todos”) los jefes comunales respaldan a Cristina. Como mascarón de proa va Daniel Scioli, un ex recontramenemista, que recoge altos índices de adhesión aun entre los no peronistas. Se entiende ahora por qué el jefe del Estado obligó a que el vicepresidente sea el postulante a gobernador. Y para quien aún no lo internalizó, se le ofrecen al lector estas certidumbres:

   El padrón del conurbano representa el 60% de la ficha electoral bonaerense, y el 36% del total de electores de la Argentina. Solamente los partidos de La Matanza (1.255.288 habitantes) y Merlo (469.000 habitantes) se aproximan a los electores de todas las provincias juntas de la Patagonia, más Tucumán. En esos territorios llenos de prebendas, planes sociales y clientelismo se asentó el duhaldismo, reducto impenetrable aun en los tiempos en que Carlos Menem era amo y señor del poder. Pese a la “nueva Argentina” de la cual alardeó el kirchnerismo cuando llegó al poder en 2003, las prácticas políticas y los nombres no han cambiado. Lo que mutó fue el dueño de la “caja”.

   El único que podría hacerle cosquillas al poder central en esos distritos es Mauricio Macri, pero el ex presidente de Boca aporta más a la confusión general que a la consumación de un referente opositor. Eso sí, no se olvida de caer en la triquiñuela más burda: poner a un pariente (en este caso su primo Jorge) en un sitial de privilegio, y con dos cargos. El familiar de Mauricio es candidato a vicegobernador de Francisco de Narváez y primer postulante a la diputación nacional. Obviamente, se gastará mucha tinta para que el apellido sobresalga en la boleta, apostando al desconcierto. ¿Esto es la nueva política?

   Lo de Ricardo López Murphy es otro reflejo de la admisión de la derrota. Se postula a presidente de la Nación y, como red, encabeza la grilla para la Cámara baja. ¿Seguirá bramando el ex ministro de Economía contra la baja calidad institucional?

   En verdad, serán Elisa Carrió y Roberto Lavagna los que mejor corporicen cuantitativamente el voto opositor. Lilita corre con el viento a favor que le proporcionan el triunfo del ARI en Tierra del Fuego y la presencia de Rubén Giustiniani como postulante a vice. La pertenencia socialista del senador permite nacionalizar la contundente victoria de Hermes Binner en Santa Fe, quien, a regañadientes, admitió que votará por la fórmula de la Coalición Cívica.

   El peronismo folclórico se abroquela detrás de Alberto Rodríguez Saá, mientras que la fórmula Jorge Sobisch-Jorge Asís tiene tantas chances de hacer una buena elección como George W. Bush de ganar el premio Nobel de la Paz.

   Más allá de la dispersión opositora, el gobierno llega a las elecciones con las vestiduras convertidas en jirones. Si Kirchner era un líder más temido que amado, el miedo a cambiar se evaporó en las provincias. Binner terminó con 24 años de gobiernos justicialistas, y Juez no es gobernador por el simple hecho de que la Casa Rosada no resistía el diario del lunes con derrotas incrustadas en dos distritos tan trascendentes.

   El chispeante intendente cordobés es, sin embargo, un elefante en un bazar a la hora de hacer política. En vez de canalizar el clima político de La Docta con una lista de candidatos a diputado que arrase en los comicios decidió promover la “abstención revolucionaria”. El mamarracho será bien utilizado por la Casa Rosada, que puso como cabeza de lista al senador-aceitero, Roberto Urquía, favorito de la primera dama.

   Salvo un estrepitoso crecimiento inflacionario, nada pondrá en situación de jaque mate a la reina. Skanska, la bolsa de Felisa Miceli, los desvaríos santacruceños, las mediciones del Indec, los parientes de Romina Picolotti, el valijero venezolano (y siguen los escándalos) pincharon la pelota del gobierno pero, desde las veredas de enfrente, no hay quien la introduzca adentro del arco.

   Pese a ese escenario, la estructura pendular del país se hará visible antes de tiempo. Las veleidades de un gobierno que no responde como debiera al deber de informar (el presidente ya superó largamente el vergonzoso récord de no convocar a conferencias de prensa) y que actúa en falsa escuadra a la hora de posicionarse frente a las protestas sociales (dejar hacer y dejar pasar en todo el país menos en Santa Cruz) tendrá que ser emparchado por la sucesora.

   El 2008 recibirá al nuevo gobierno con pedidos de aumentos salariales cercanos al 30 por ciento, con una demanda energética estival que difícilmente pueda ser satisfecha y con un crecimiento inflacionario que obligará a bajar el superávit. Cuando las aguas empiezan a encresparse siempre hay un tiburón que serpentea. ¿O alguien cree que es casual la reaparición de Eduardo Duhalde en la escena política, en un hecho que puso taquicárdico al corazón del poder? El ex presidente (único mandatario que se fue del poder con mejor imagen que con la que había ingresado) retomó a la libretita negra de almacenero para colar candidatos y agilizar reuniones en el club San Juan, su tradicional búnker político.

   Kirchner & Kirchner deberán agradecerle infinitamente a Menem & Alfonsín por el legado del Pacto de Olivos. Merced a la reforma constitucional en la que desembocó aquella reunión en la casa de Dante Caputo, en Argentina se evita el ballottage con el 45% de los votos y no con el 50%. Es más, si la diferencia entre el primero y el segundo es de más de diez puntos, con el 40% no hay chances de segunda vuelta.

   La eliminación del Colegio Electoral, también rubricada por el acuerdo de calle Villate, a metros de la residencia presidencial, resulta ahora clave para que los barones del conurbano se transformen en los grandes electores. En Santa Fe, el gobernador Jorge Obeid (candidato a primer diputado nacional) deberá lograr que los senadores recuperen entusiasmo, que Carlos Reutemann camine la provincia aun cuando no le reservaron ni un lugar en la nómina y que el “efecto Binner” no se traslade a los comicios legislativos. El Partido Justicialista santafesino es hoy un monstruo sin cabeza y sin dirección. El elefante que antes estaba dormido hoy luce en estado de “rigor mortis”.

   El único que rompió el duelo esta semana fue el subsecretario de Información Pública, Raúl Glavinich, quien sostuvo que “la principal causa por la que perdió Rafael Bielsa fue la muy mala campaña de (Roberto) Braga Menéndez”. Es verdad que lo del publicista porteño tuvo vetas patéticas pero, también lo admite Glavinich, no hay marketing que actúe como valla protectora frente a la demanda de cambio.

   Susana García, actual diputada nacional, competirá con Obeid en una lista que se completa con socialistas y militantes de la agrupación Moisés Lebhenson. La ex intendenta de Chañar Ladeado ocupa ese lugar por pedido expreso de su amiga Carrió. Más allá del tercer lugar que logró Mónica Fein, ninguna referencia de peso socialista se observa en la nómina.

   El PS debe concentrar sus cuadros políticos en el armado provincial, donde lo rodea la duda de encontrar con quién acordar la gobernabilidad en el justicialismo que, desde el 10 de diciembre, será mayoría en la Cámara de Senadores y en cada Asamblea Legislativa que se convoque para resolver cuestiones trascendentes.

   ¿Se viene una reunión cumbre entre Binner y Reutemann?
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Daniel Scioli, Cristina Fernández, Elisa Carrió y Roberto Lavagna.


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