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domingo,
16 de
septiembre de
2007 |
Los efectos locales de la crisis externa
Los inversores se retiran y bajan los títulos. Caen la liquidez y el consumo
Salvador Di Stefano
La economía tiene vasos comunicantes. Hasta hace unos meses el plan económico funcionaba de perillas al amparo de fuerte ingreso de dólares del exterior, que venían en su mayoría a realizar negocios financieros. Los inversores traían dólares los cambiaban por pesos y adquirían títulos públicos en donde los rendimientos duplicaban los internacionales.
Los dólares que ingresaban se cambiaban por pesos, lo que monetizaba la economía. Los pesos que ingresaban de más eran absorbidos por el Banco Central (BCRA) vía colocación de letras y notas. El incremento de la liquidez impulsaba a la baja la tasa de interés, lo que hacía interesante el mercado de crédito que, a su vez, ayudaba a empujar el consumo.
En este escenario todos éramos felices, pero desatada la crisis internacional —derivada del mercado de hipotecas en Estados Unidos— no sólo dejaron de llegar capitales al mercado doméstico, sino que se produce una salida de fondos, tras la previa venta de activos financieros en que estaban posicionados. Por eso se nota una fuerte baja en el mercado doméstico de los títulos públicos, una demanda de dólares y consecuentemente una marcada restricción en la liquidez.
¿Qué puede realizar el gobierno en este escenario financiero? Debería tener un fondo anticíclico para recomprar títulos públicos hasta tanto se supere la crisis. Si no lo tienen comienzan los problemas.
La baja de los títulos públicos impacta directamente sobre el principal tenedor local de bonos que son los bancos. Esto hace que ante la fuerte pérdida de valor mantengan en cartera dichos títulos hasta tanto recuperen su precio de compra. Mientras esto no suceda se protegen manteniéndose líquidos. Pasan a repensar las financiaciones y a pagar más por el dinero en la plaza.
Efectos no deseados
La suba de tasas en el mercado hace que momentáneamente se suspendan las financiaciones de largo plazo, como también las de tasas fijas. Sólo se mantienen las colocaciones de corto plazo y a tasas variables. Esto no hace más que afectar la rentabilidad de las empresas y postergar decisiones de inversión. En este contexto el principal aliado del consumo que era el crédito desaparece, con lo cual de cara a los próximos meses deberíamos estar observando un aletargamiento o ralentización en los niveles de consumo.
En el corto plazo no se observa en el exterior una salida inmediata. La Reserva Federal no llevará adelante una agresiva política monetaria para disminuir los tipos de interés, con lo cual esperará que los mercados se recuperen por sus propios medios. Esto implica que la recuperación de las plazas mundiales se postergue para los últimos meses del año, una vez que una serie de supuestos se cumplan en el mercado. Estos pueden cumplirse o no, somos optimistas en pensar que para fin de año los mercados se mostrarán más normales y se comience a recomponer la liquidez.
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