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 domingo, 16 de septiembre de 2007  
Innovación. Los desarrollos en semillas pasan por tolerancias a presiones ambientales y granos adaptados a la producción de biocombustibles
Qué se trae la nueva ola de la agrobiotecnología
Investigadores de los sectores público y privado presentaron los nuevos eventos

Patricia Martino/ La Capital

La Argentina logró posicionarse como uno de los países más importantes en adopción de biotecnología, pero lo que el mercado conoce es apenas la punta del iceberg ya que el trabajo científico, que es el germen de los trabajos futuros, está en plena expansión.

La biotecnología avanza en diversas líneas de investigación y el creciente uso de cultivos con organismos genéticamente modificados (OGM) promueve el desarrollo en ese sentido. La Argentina comenzó a sembrar soja transgénica en 1996 y más de 10 años después los granos de soja, maíz y algodón cubren 18,4 millones de hectáreas.

Según datos del Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (Argenbio), el beneficio total acumulado asciende a 19.737,06 millones de dólares teniendo en cuenta los datos del período 1996-2005, de los cuales el 76% corresponde a los productores, 16% al Estado nacional y 9% a los proveedores.



Nuevas fronteras

La biotecnología aplicada a los cultivos tiene nuevos desafíos por delante y uno podría contribuir a posicionar a Santa Fe como la principal provincia productora de biocombustible del país, además de líder en la producción de granos. Si bien desde hace años las líneas de investigación de las empresas dedicadas a la biotecnología se concentran en los mejoramientos de los cultivos destinados a la producción de alimentos, los biocombustibles diversifican los horizontes. En Santa Fe la ola de inversiones para el sector se enfocó en el biodiesel a partir de soja.

Carlos Pérez, gerente científico de Bioceres, contó que la empresa con sede en Rosario está trabajando en la tolerancia a la sequía en trigo, soja y maíz —los dos últimos próximos a salir al mercado— pero también en caña de azúcar para la producción de biocombustibles. “Queremos mejorar el rendimiento de la caña de azúcar y también optimizar el proceso industrial porque el tema de los desechos es muy importante”, indicó.

Los cultivos vegetales constituyen una materia prima muy cara, que hace que el precio final del producto sea elevado, por eso se están investigando y desarrollando métodos de producción de etanol a partir de desechos agrícolas, forestales e industriales que son abundantes y baratos. En este caso, los azúcares se obtendrían de la celulosa de los desechos vegetales.

Si bien desde Syngenta plantearon un escenario diferente, la compañía dejó abierta la posibilidad de investigar en biocombustibles. Juan Ignacio Mascias, gerente de marketing de la firma, advirtió que “hay que ver si con la situación estructural política de la Argentina se invierten los entre 70 y 100 millones de dólares que demanda la realización de una planta de etanol”.

“Se están realizando estudios e investigaciones pero todavía no alcanzamos un nivel de desarrollo para lanzarlo al mercado, no estamos al nivel de Estados Unidos que ya tiene disponible un evento para maíz destinado a biocombustible”, precisó Mascias.

Lo cierto es que las líneas de investigación están orientadas en ese sentido. Tal vez no en el mediano plazo pero en un tiempo la Argentina contará con innovaciones en ese sentido que favorecerán la actividad de este sector.

De los 22 países que cultivan OGM la Argentina ocupa el segundo lugar con el 18% de la torta. El primero es Estados Unidos, que concentra el 53% de la producción. Tercero está Brasil, con el 11%, y el resto se encuentra a un distancia mayor: Canadá (6%), India (4%), China (3), Paraguay (2%), Sudáfrica (1%) y un 2% integrado por Uruguay, Filipinas, Australia, Rumania, México, España, Colombia, Francia e Irán.

Por cultivo, de las 102 millones de hectáreas sembradas a nivel mundial, la soja se queda con el 67% de la superficie, el maíz con el 25%, el algodón con el 13%, la canola con el 6% y la alfalfa con el 0,1%, según datos de 2006 de la International Service for the Acquisition of Agribiotech Applications (ISAAA) difundidos por Argenbio.

Dalia Lewi, investigadora del Inta Castelar, contó qué se está haciendo en el área de transformación genética vegetal. En soja se está investigando bajo estrés biótico para estudiar la resistencia a hongos y bajo estrés abiótico para la tolerancia a sequía. En maíz se estudia la resistencia al mal del Río Cuarto, junto a Bioceres, y también al frío y a la salinidad. En trigo la resistencia a hongos, y también a estrés a sequía y salinidad. En girasol, se estudia la resistencia a hongos.

Respecto de la soja, que actualmente es tolerante a herbicida, se prevé que en un futuro no muy lejano esté protegida contra insectos. Alejandro Tazzini, de asuntos regulatorios de Monsanto, explicó que con las variedades de élite se incrementará un 10% el rendimiento de la oleaginosa. También permitirá aumentar el contenido de aceite sin modificar el nivel proteico.



Tolerancias

Por otra parte, Tazzini precisó que se vienen la soja, el maíz y el algodón tolerante a sequía. Actualmente en la compañía se están realizando las pruebas de ensayo a campo. Se encuentran en una etapa más avanzada el maíz resistente a gusano de la raíz, al barrenador del tallo y con mayor contenido de lisina y alto contenido de aceite.

Por su parte, en Bioceres adelantaron que pronto saldrá al mercado el maíz genéticamente modificado resistente al mal de Río Cuarto. También subrayaron el trabajo que se realiza en la generación de herramientas moleculares para la transformación de plantas con fines biotecnológicos de mejoramiento y el acortamiento del ciclo de vida de las plantas.

Dow tiene en desarrollo la tolerancia a herbicidas, resistencia a insectos. También trabajan para mejorar la composición nutricional para la alimentación animal de cultivos como el maíz, algodón y canola, contó Guillermo Mentryt. En el área de sanidad animal la compañía se encuentra investigando el desarrollo de vacunas para animales producidas a partir de células vegetales.

Las líneas de investigación de Nidera se enfocan en la resistencia a la roya de la soja y al complejo de enfermedades de fin de ciclo, según cada región. También en la introgresión de nuevos rasgos de valor agronómicos, como la resistencia a plagas y malezas, y la introducción en el mercado de sojas con el gen STS, con tolerancia a sulfonilureas. En maíz la compañía trabaja en la resistencia a glifosato, imidazolidonas e insectos en un mismo híbrido, mientras que en trigo se avocó a la resistencia a fusarium, roya de la hoja y del tallo, como así también al mejoramiento de la calidad industrial.

Pioneer, por su parte, está presentando ante la Secretaría de Agricultura dos nuevos eventos que otorgan resistencia a un complejo de herbicidas en maíz y soja que confieren resistencia a glifosato y combinan tolerancia a las familias de sulfonilureas e imidazolinonas. Enrique Kretz adelantó que podrían estar disponible en el mercado en 2010.

Syngenta también presentó sus desarrollo y mencionó que se encuentra en una etapa más avanzada la investigación de soja y maíz con resistencia a insectos y tolerancia a glifosato, algodón resistente a insectos por inserción de genes vip y arroz con vitamina A, el llamado arroz dorado.

En suma, la biotecnología vegetal se aplica para mejorar características agronómicas como la resistencia a enfermedades y plagas, tolerancia a herbicidas, heladas, sequía, salinidad, modificación de rasgos morfológicos y mayor rendimiento pero también para mejorar alimentos a través de la eliminación o disminución de factores antinutritivos, toxinas o alérgenos, introducción o aumento de factores promotores de la salud y modificación de la proporción de nutrientes. También las plantas se utilizan como fábricas de moléculas para la obtención de fármacos, vacunas y biopolímeros. Campos de los más diversos que aún restan investigar en su máxima expresión.
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En Rosario avanzan los proyectos relacionados con la biotecnología, con inversiones públicas y privadas.

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