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 domingo, 09 de septiembre de 2007  
el viaje del lector > Iguazú
Cataratas mágicas

Aprovechando el período de vacaciones europeas, nos visitaron a principio de agosto mi primo Antonio y su esposa Concepción, oriundos de Gissi, provincia de Chieti, en la región del Abruzzo italiano. Un hermoso lugar cercano a la Maiela y al Gran Sasso, y más cerca aún de las playas de Casalbordino, bañadas por las cristalinas aguas del Adriático.

Mi idea fue mostrarles algo completamente distinto de nuestro país. Un extraordinario parque nacional, donde un torrente de mágicas aguas juguetean y danzan formando una postal de belleza y energía: las cataratas del Iguazú, instituidas como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1986.

El domingo 5 de agosto, junto a mi esposa Graciela, cristalizamos la idea participando de un tour junto a ellos, un maravilloso grupo, un excelente coordinador y choferes profesionales que hicieron mucho más interesante, seguro y placentero el viaje.

Para entrar en clima misionero, visitamos las ruinas de San Ignacio Mini, una simbiosis cultural que deslumbra al mundo. Esta misión jesuítica-guaraní se estableció en 1696, a través de los sacerdotes italianos José Cataldino y Simón Masceta, y fue constantemente asediada por los bandeirantes o mamelucos —cazadores portugueses de esclavos—. En 1817 los paraguayos la destruyeron. Las ruinas fueron restauradas en forma total en la década del 40, situación que permite apreciar hoy con notable exactitud el trazado urbano reducido.

Allí participamos de un viaje virtual retrospectivo, encontrándonos con las raíces de América, entrando en contacto directo con la experiencia que aún late viva en las piedras y en el paisaje de los conjuntos jesuíticos. Recorrimos en bus los kilómetros que nos separaban de la ciudad brasileña de Foz do Iguaçú, y a la mañana siguiente nos deslumbramos con el fabuloso espectáculo que apreciamos desde la platea brasileña.

Nuestras expectativas estaban satisfechas, al ver esa impresionante masa de aguas que juega en un paisaje maravilloso. Resumiendo: desde la platea observamos uno de los mayores espectáculos de la naturaleza. Argentina: escenario natural de dicho espectáculo.

Al día siguiente nos dirigimos a nuestro país y muy temprano incursionamos en el Parque de las Aves, donde una impresionante cantidad de aves multicolores nos cautivaron por su exuberante belleza. Entre ellas había muchas especies exóticas no conocidas por la mayoría de los visitantes. También había distintas clases de reptiles y monos que convivían con la sinfonía de verdes de la flora autóctona. Fue una hermosa manera de comenzar ese día, que sería inolvidable.

El coordinador anunció que ingresaríamos a la densidad de la selva misionera. Formando los grupos nos animamos y subimos a un camión descapotado, desde donde era posible observar mariposas multicolores, aves en total libertad y algunos monos. Por suerte los pumas y jaguares no aparecían porque salen de noche a cazar a los animalitos más pequeños. Transitamos irregulares caminos con distintas especies de arbustos y árboles donde vimos las famosas llanas, que nos hacían recordar a las películas de Tarzán.

Al finalizar esa especie de “safari”, ya éramos unos intrépidos aventureros y nos abocamos a incursionar en la actividad náutica. Todo el grupo abordó el gomón con las indumentarias necesarias de expertos marinos. Navegamos las turbulentas aguas del río Iguazú, donde el capitán de la embarcación, con notable destreza, nos conducía debajo de las impresionantes caídas de agua, que alegremente danzaban y nos bañaban con total desparpajo. Nuestra adrenalina se potenciaba a full, produciéndonos una extraña sensación de estremecimiento y felicidad.

Al finalizar continuamos en fila india una caminata por escalinatas naturales, apreciando los distintos saltos como el “San Martín” y de “La Ventana”. En cada mirador reteníamos en nuestras retinas y obviamente en las cámaras fotográficas esos momentos que guardaremos siempre en nuestros corazones.

Para no agotarnos abordamos el tren ecológico de la selva y realizamos el circuito bordeando el río Iguazú Superior, que facilita la llegada a los inicios del Circuito Inferior y Garganta del Diablo.



Belleza natural

Accedimos a la Garganta del Diablo en una ordenada caminata por unas pasarelas metálicas, cómodas y seguras. Allí encontramos un escenario fabuloso, donde éramos los verdaderos protagonistas rodeados por una belleza indescriptible (sólo se puede apreciar en toda su magnitud estando presente). Una enorme energía nos transmitía el entorno. Nos emocionó a todos esa mezcla maravillosa de sonidos y paisajes imperdibles.

Quisimos sorprender a nuestros parientes mostrándoles esta belleza impresionante. Las expectativas fueron colmadas con creces. Quedaron maravillados. Con el plus que los sorprendidos fuimos también nosotros, porque nuestra visita anterior a las Cataratas había sido hace poco menos de dos décadas y técnicamente hoy se encuentran mucho más preparadas para el turismo, permitiendo apreciar la extraordinaria belleza natural con mayor comodidad.

Emprendimos el regreso en el simpático trencito ecológico llevándonos un bagaje de hermosas sensaciones sustraídas del territorio que descubriera Alvar Nuñez Cabeza de Vaca.

El resto de la excursión fue sólo parte de la anécdota. Lo más importante ya estaba incorporado en nuestra historia personal. Nos dirigimos al hito de las tres fronteras, donde, desde el territorio argentino se divisan las fronteras de Brasil y Paraguay, siendo un sitio importante por su significado donde no faltaron los atrevidos coatíes, mamíferos de cabeza alargada y hocico prolongado y móvil, que transitan por todo el territorio de Cataratas, y ante el mínimo descuido del turista, le arrebata el bolso en busca de alimentos.

De regreso a nuestros hogares recordamos los hermosos momentos vividos con felicidad, habiendo logrado el objetivo que nos propusimos, el de sorprender a mi primo Antonio y a su esposa. A los pocos días regresaron a Italia y apenas arribaron a Gissi recibimos un llamado telefónico donde mi primo nos resumió el viaje en una sola palabra: “Stupendo”.

Antonio Ottaviano
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La familia "unita" al pie de las cataratas.


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