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 sábado, 08 de septiembre de 2007  
Un chico abandonado fue arrestado por robar a taxistas
Tiene 15 años y su historia desnuda la falta de contención familiar y del Estado. Le imputan 3 hechos

La fría estadística policial refleja que Cuyi, un pibe de 15 años afincado en el sector más humilde de barrio Tablada, esta semana volvió a robar a mano armada a un taxista y cayó detenido en la seccional 16ª. Fue la tercera vez en menos de diez días y la segunda en una semana en que el adolescente cae por el mismo delito. Y así, su andar deja al desnudo el problema de tantos chicos como él que deambulan sin contención familiar y sin respuesta alguna de las instituciones del Estado.

El lunes Cuyi había caído en Grandoli y Biedma. Por disposición de la Justicia lo llevaron al Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario (Irar) un par de días y después fue devuelto a la guarda de su familia. El jueves, a las 14.30, volvió a encañonar a un taxista a metros de su casa, en Beruti y Biedma, para llevarse un puñado de pesos.



Víctima o victimario. Para la policía, Cuyi es “un delincuente de tercera generación”. Pero para el sistema judicial sigue siendo una de las tantas ecuaciones difíciles de solucionar. Por eso el pibe sigue rebotando entre su casa, la calle, el tribunal y los institutos de detención. Tiene 11 antecedentes penales, cuatro de ellos robos calificados, es decir egrimiendo un arma en sus manos.

Se llama Alfredo, tiene 15 años, pero en barrio Tablada todos lo conocen como Cuyi. Su historia no tiene nada que envidiarle a Tierrita o Pelo Duro, otros dos pibes de su edad que están en una misma situación: excluidos de la sociedad y abandonados por el sistema (ver aparte).

La biografía de su vida judicializada arrancó en febrero de 2006 cuando robó, huyó y lo pescaron. A partir de ese momento la fórmula de su vida estuvo signada por cometer un hecho delictivo, caer detenido, dar explicaciones ante el juez de Menores en turno, pasar por algún instituto para menores —por una breve temporada— y salir. Así fue dejando al descubierto, como cada uno de tantos menores, el fracaso de un sistema donde no tienen respuestas de ningún tipo ni en ningún lugar.



Límites. “Hay que tener cuidado con estos pibes porque cuando lo tenés frente a tu cara con un revólver apuntándote en la cabeza para robarte una billetera, la idea del pobre pibe se te hace muy difusa”, dijo una fuente policial al ser consultada sobre Cuyi. Alfredo tiene 11 antecedentes delictivos entre los que hay cuatro robos calificados y cuatro robos. Tentativa de robo, daño y lesiones terminan de darle forma a una ficha delictiva que lo vio desfilar ante los cuatro jueces de Menores que trabajan en la ciudad. Ultimamente se profesionalizó en el robo a taxistas.

El último hecho delictivo que se le conoce ocurrió el jueves a las 14.30, en Biedma y Grandoli, cuando Juan, un chofer de 67 años, fue interceptado por dos delincuentes. Allí, sin darle tiempo, los ladrones le apuntaron con un revólver en la cabeza y le sacaron la recaudación. Con la descripción de los asaltantes, efectivos de la 16ª lograron detener a los dos maleantes: Cristian Olguín, de 19 años, y el pequeño Cuyi.


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