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 sábado, 08 de septiembre de 2007  
Comedia de enredos del presidente en Sydney

Sydney. — El paso del presidente George W. Bush por la velada de apertura en la ópera de Sydney de la cumbre de los países de Asia y el Pacífico (Apec) fue una verdadera comedia de enredos y errores. Apenas había llegado a la tercera oración de su discurso cuando cometió su primer error.

   “Gracias por ser tan fino anfitrión de la cumbre de la Opep”, dijo Bush al primer ministro australiano John Howard. Se trata en realidad de la Apec, el foro de las 21 naciones de la cuenca del Pacífico, y no de la Opep, el cartel de doce grandes productores petroleros. Bush se corrigió rápidamente, y bromeó diciendo que Howard lo había invitado a la cumbre de la Opep del año siguiente. Ni Australia ni Estados Unidos son miembros de la Opep.

   El presidente estadounidense volvió a meter la pata, esta vez sin darse cuenta. Hablando de la visita de Howard a Irak el año pasado para agradecer el servicio de los soldados australianos emplazados allí, Bush los llamó “soldados austríacos”. Aunque las grabaciones del discurso muestran a Bush diciendo claramente “austríacos”, el texto oficial difundido por la Casa Blanca corrige a “australianos”.

   Como si eso fuera poco, Bush salió de la conferencia con aire confiado, pero por la puerta equivocada. Salió del podio hacia donde no debía, pero Howard y sus asistentes lo encaminaron rápidamente para que tomara la salida correcta.



Poca gente. La velada había comenzado con un tono poco propicio. Es que Bush empezó con una demora de 10 minutos, lo que obligó a los organizadores a desplazar a los espectadores de la parte superior del teatro para que llenaran las muchas butacas vacías en el piso a nivel del escenario, que quedaban muy visibles ante las cámaras de la televisión.


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