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 sábado, 18 de agosto de 2007  
Lilita, enjuiciada, se defendió con un ataque

La candidata presidencial por Coalición Cívica, Elisa Carrió, vinculó ayer ante la Justicia al kirchnerismo con la compañía de pesca Conarpesa y el empresario Héctor Antonio, a la vez que se mostró convencida de que éstos deben ser investigados por el asesinato, en 2003, de su rival en los negocios Raúl Cacho Espinosa, en Puerto Madryn.

   En el intento de fundamentar sus afirmaciones, en la primera audiencia del juicio que le entabló Antonio por calumnias e injurias, la querellada aportó al debate la grabación de una conversación suya con Lorena Gabarrus —mujer de Espinosa— en la que ésta reveló: “Héctor Antonio es la cabeza de todo esto”.

   A lo largo de ese diálogo reproducido en la audiencia, celebrada en el juzgado correccional número 11, Gabarrus (única testigo del crimen y quien identificó al supuesto sicario) también reveló que luego del homicidio recibió una llamada de Antonio y el empresario ofreció comprarle sus acciones en la pesquera San Isidro, de la cual Espinosa era accionista.

   También pudo oírse en la sala cómo Gabarrus contaba a su interlocutora que “todas las pesqueras pusieron plata en la campaña electoral de Kirchner” y que hasta Espinosa “puso 60.000 dólares en la campaña, que pagó en tres cuotas de 20 mil cada una”.

   Así Carrió, frente al juez Luis Schlegel, trató de instalar la hipótesis de que el asesinato de Espinosa, ocurrido el 30 de octubre de 2003 cuando arribaba a su casa en Puerto Madryn, tuvo como móvil el afán de otras empresas por hacerse con el control de San Isidro, algo a lo que la víctima se oponía por estar enemistado con los dueños de Conarpesa.

   Más tarde en la audiencia, el propio Antonio admitió que efectuó ese ofrecimiento de comprar a Gabarrus sus acciones sin resultado positivo, e incluso reconoció que “yo compré la parte de Alicia Martínez y los tres hijos” (primera esposa de Espinosa) con destino a “Juan Alvarez Cornejo”, fundador de Conarpesa y adversario en negocios del asesinado.

   Durante un descargo que fue mechando con fuertes consideraciones políticas, Carrió aseguró que a principios de 2003, cuando visitó Puerto Madryn, “la ciudad estaba llena de carteles Kirchner-Conarpesa” e inclusive añadió que el entonces candidato a la Presidencia “iba a hacer un acto en el estadio Brown donde jugaban los equipos de básquet y voley de Conarpesa”.

   “Gabarrus me dijo que Rudy Ulloa Igor (ex chofer del ahora presidente) y Claudio Uberti (recientemente desplazado del ente de control de autopistas por el escándalo del venezolano con los 800 mil dólares) eran los que pedían plata a las pesqueras para la campaña electoral de Kirchner” y hasta precisó que “quien más insistía era Uberti”.

   Y también llamó la atención sobre la coincidencia de que Antonio, Fernando Alvarez Cornejo, presidente de Conarpesa, y el ministro de Infraestructura, Julio De Vido, la querellaron por sus declaraciones acerca del negocio de la pesca en la Patagonia y el crimen de Espinosa.

   “Hay una suerte de íntima conexión entre los tres —disparó— porque De Vido es amigo de Antonio”.
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