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domingo,
12 de
agosto de
2007 |
Chubut: Esquel en crecimiento
Más confort y desafíos para que el turista disfrute junto a su familia en la temporada de invierno
Romina Pieroni
El Parque Nacional Los Alerces, reserva mundial de ejemplares milenarios, cuenta con nuevas cabañas con mejores servicios y propuestas gastronómicas locales que amplían las posibilidades de un destino patagónico que conserva paisajes naturales únicos.
Esquel es un destino en el que se combinan armónicamente escenarios naturales y los servicios que se adaptan a diferentes exigencias. Esta temporada quienes visiten Esquel encontrarán una amplia gama de propuestas de alojamiento de categoría, como la flamante Cabaña Ibai Ko Mendi, la Hostería Plaza Esquel, complejos de cabañas, departamentos y apart hoteles. “El crecimiento de la ciudad y la calidad de los servicios se volvió notable en los últimos ocho años. Mientras que en 1998 teníamos 1.400 camas, en menos de diez años esta cifra se multiplicó a las casi 3 mil plazas actuales”, ejemplificó Patricio March, presidente de la Cámara de Prestadores de Servicios Turísticos de Esquel.
Al ritmo del crecimiento de turistas (53.415 en el año 2004, 55.773 en 2005 y 67.825 en 2006), también se ampliaron las propuestas en restaurantes, bares y confiterías. Si bien conservan la identidad regional y mantienen el gusto por los sabores autóctonos, los establecimientos gastronómicos han logrado adecuarse a los paladares internacionales y a la calidad de servicios que buscan los visitantes. “Se percibe un gran optimismo en los diferentes emprendedores debido a la buena aceptación que tiene Esquel como destino turístico durante todo el año. Cada vez llegan más visitantes del exterior, como es el caso de galeses, norteamericanos y holandeses”, afirmó March.
Apenas 25 kilómetros separan a Esquel de Trevelin, que cobija la cultura y la escenografía de lo que fuera una ciudad galesa, comunidad que se asentó en el amplio valle hacia 1885. La calidez de los descendientes de aquellos pioneros permite conocer sus historias y los placeres culinarios ancestrales que obtuvieron como legado.
La alfombra nívea de los cerros, que superan los dos mil metros, amplía su alcance y cubre los múltiples espejos de agua: el río Futaleufú o Grande, el Rivadavia, la laguna Larga, el lago Verde, el Menéndez, el Corcovado y el arroyo Pescado, entre otros.
Paisajes inmaculados que también tiene entre sus más valiosos tesoros al Parque Nacional Los Alerces, y en él se encuentra el alerzal milenario. Así como lo hicieron los mapuches, que admiraban ver cómo se renovaba el ciclo de la naturaleza cada año, los visitantes descubren la resistencia de sus ejemplares a las vicisitudes del clima patagónico.
Apodado Lahuán (abuelo) por los aborígenes, el alerce es una de las especies arbóreas más longevas del mundo, que crece un milímetro de diámetro cada 12 meses, y el Parque Nacional conserva ejemplares que superan los 2.600 años. Allí hay numerosas y variadas sendas para practicar trekking en un entorno virgen, mientras que los amantes de la aventura también podrán llegar al Torrecillas, un glaciar colgante en retroceso también alojado en el parque.
Para compartir en familia, nada mejor que un recorrido en 4x4 camino a río Percy, donde se obtienen imponentes panorámicas de ciudad, nieve y cordillera. También pueden disfrutar de una excursión a caballo por la estepa y los senderos de montaña, acompañados por baqueanos expertos. Además, Esquel ofrece actividades instructivas para toda la familia como el museo de Culturas Originarias en Nahuel Pan, “Olgbrun” de Ciencias Naturales y Regionales y del Molino (este último en Trevelin).
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Fotos
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Los deportes de nieve son la vedette en Esquel.
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