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 domingo, 12 de agosto de 2007  
Argentino empezó a cicatrizar el ascenso frustrado

Gracias a su elogiable solidez defensiva, Argentino empató 0 a 0 con Villa Dálmine, en Campana, y quizás ya haya empezado a cicatrizar la herida de aquel ascenso que se le frustró -apenas por un minuto- la temporada pasada frente a Cambaceres.

Pese a que el partido fue deslucido y apenas contó con un puñado de situaciones de gol, fue un buen debut del salaíto, teniendo en cuenta que es un equipo en formación, conformado por varios juveniles que recién van conociéndose y, en consecuencia, le falta rodaje.

Además, el conjunto violeta fue una buena medida, pues se reforzó convenientemente y, como en el certamen anterior, se perfila como uno de los candidatos a coronarse campeón. Y, a no dudarlo, en su reducto será complicado para doblegar.

El principal mérito en esta igualdad de los dirigidos por Jorge Díaz fue el modo en que le clausuraron al local casi todos los caminos hacia el arco del muy seguro Santiago Fernández. De principio a fin achicaron correctamente los espacios defensivos y, sin fisuras, obligaron al rival a echar centros frontales e inquietar sólo con remates de media distancia.

Acaso, su mayor déficit radicó en el ataque, porque el Tanque Müller quedó muy aislado y, en inferioridad numérica, fue muchas veces anulado por los zagueros locales. Pero poco se podrá reprocharle al potente delantero, pues casi no fue abastecido durante el primer período y, recién en el segundo, con el ingreso de Di Leo, más el adelantamiento de Sergio Fernández, Argentino logró inquietar al experimentado Negro Luqui.

Las chances más claras para quebrar el marcador fueron del cuadro bonaerense: un cabezazo de Juan Pablo Villalba obligó a Santiago Fernández a realizar un vuelo acrobático para echar la pelota al córner; un furibundo disparo que Balbuena lanzó desde unos 25 metros se estrelló en el travesaño y luego rebotó en la espalda del arquero y salió desviado; más un centro envenenado del goleador Gualdoni, que se cerró en el segundo palo y, como en las otras dos ocasiones, el dueño del arco de Argentino respondió acertadamente.

Pero no fue el único salaíto destacado en la retaguardia, porque también ahí estuvo Hernán Muzzolón, infranqueable en el juego aéreo y terrestre.

En síntesis, Argentino se trajo un buen punto a Rosario que, especialmente, sirve para que -mientras va cerrándose la herida que se abrió contra Cambaceres, en Ensenada- el técnico Jorge Díaz vaya armado su equipo "de atrás hacia delante", como lo enseñan los añejos libros del fútbol.
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