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domingo,
12 de
agosto de
2007 |
Los boxeadores cubanos que habían fugado tenían contrato
Río de Janeiro. — Los boxeadores cubanos Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara firmaron contratos de trabajo con la agencia alemana Arena Box tras haber abandonado la delegación de su país durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, lo que desmiente la versión oficial cubana de que fueron “forzados” a desertar.
Según el diario O Globo, los pugilistas, quienes tras ser detenidos por la policía brasileña en un balneario de Río el pasado 2 de agosto dijeron —según la policía carioca— que habían sido sedados y forzados a desertar, firmaron en realidad contratos de trabajo con el abogado y representante de la agencia, Rafael Vilhena, el 26 de julio, cinco días después de abandonar la villa panamericana.
Ambos deportistas, que regresaron a Cuba, donde fueron sancionados con la expulsión del equipo nacional de box, no pudieron comunicarse con la prensa brasileña luego de su detención, según acusan Arena y la oposición brasileña. Muy rápidamente, fueron extraditados a Cuba, presuntamente por propio pedido. En Brasil circula la versión de que el gobierno del presiden te Lula cedió a las presiones del régimen de Fidel Castro, quien personalmente se ocupó del caso en varios artículos de prensa.
Asistencia legal. El abogado Rodrigo del Barrio, contratado por el representante de Arena para dar asistencia legal a los atletas, dijo por su parte que los contratos fueron firmados en el consulado de Alemania en Río de Janeiro, “para darle transparencia y un marco de legalidad al negocio”. Agregó que intentó conversar con los deportistas en cuanto éstos fueron detenidos y trasladados a la sede de la policía federal de Niteroi, pero que los efectivos no le permitieron hacerlo en forma reservada.
Además, el portavoz de Arena Box, Malte Müller-Michaelis, acusó al gobierno de La Habana de presionar a las familias de los boxeadores para obligarlos a regresar a Cuba.
Familiares presos. Según Arena, los familiares habrían sufrido la confiscación de sus pasaportes y de sus automóviles e incluso a algunos los habrían mantenido presos por algunas horas. Según Müller-Michaelis, al enterarse de eso, “los deportistas cambiaron de idea y decidieron regresar a Cuba”. Agregó que los dos boxeadores ya habían firmado en 2004 un contrato con Arena Box, durante los Juegos Olímpicos de Atenas, “por el cual usarían la primera oportunidad que tuvieran para escapar”, lo que “finalmente ocurrió en Río”.
En su edición del viernes, el diario brasileño Extra reveló que días después de la fuga de la villa panamericana los boxeadores estuvieron en el consulado de Alemania, en Río, para formalizar una solicitud de pasaporte internacional para poder viajar a Europa. Esto confirmaría la versión del representante de Arena.
La deportación de los boxeadores provocó críticas del Congreso brasileño, que convocó al ministro de Justicia, Tarso Genro, a explicar “la ubicación, captura y rápida deportación” de los dos deportistas.
Incoherencia. La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch envió por su parte una carta al gobierno en la que exige una investigación imparcial sobre la deportación de los atletas, bajo el argumento de que el hecho de que hayan desertado sugiere que estarían interesados en pedir asilo. La prensa brasileña ha señalado asimismo que en cualquier país americano que no sea Cuba un deportista es libre de entrar y salir de su nación y de firmar contratos con quien desee, cosa que resulta imposible bajo el régimen castrista.
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