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 domingo, 12 de agosto de 2007  
Sarkozy y Bush consolidan relaciones luego de la era Chirac

Ulrike Koltermann / DPA

París. — Para muchos estadounidenses que aman el deporte acuático no hay mejor lugar que la Riviera francesa. Muchos de ellos se asombran de que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pase sus primeras vacaciones en el cargo precisamente en Estados Unidos, donde descansa en la orilla de un lago y rema con su hijo Louis en canoa.

   Sarkozy negó, antes de que se le formulara la pregunta, la importancia de la cercanía de su lugar de vacaciones a la residencia familiar de su homólogo estadounidense, George W. Bush. “El me invitó, pero eso no fue la razón por la que decidí pasar aquí mis vacaciones”, aseguró durante una rueda de prensa informal en Wolfeboro, en el Estado norteamericano de New Hampshire.

   Sarkozy y su mujer Cecilia fueron invitados por el matrimonio Bush a una comida privada ayer. Mientras el Palacio del Elíseo se limitó a un comunicado de tres líneas, en la Casa Blanca se hablaba del “comienzo de una nueva era de las relaciones franco-estadounidenses”. Las vacaciones de Sarkozy perdieron hace tiempo el carácter de una pausa privada en círculo familiar: los medios franceses ven en ellas una señal política hacia Estados Unidos.



“El americano”. Mientras su predecesor Jacques Chirac criticó duramente la política exterior estadounidense y, sobre todo, la guerra de Irak, Sarkozy se mostró ya durante la campaña electoral favorable a las posiciones de Washington. Como ministro del Interior ya intentó reunirse con Bush, lo que le valió el apodo de “Sarkozy, el Americano”. Tras su lucha electoral prometió a los estadounidenses que podrían “confiar en la amistad francesa”. Francia estará al lado de Estados Unidos, incluso cuando existan diferencias de opinión entre amigos, dijo. “Sarkozy se autoinvitó a lo de los Bush”, escribió el Journal du Dimanche de una forma un tanto irrespetuosa.

   Pero Sarkozy tiene la mirada puesta, posiblemente desde hace tiempo, más allá de Bush, en su sucesor. Precisamente en el Estado de New Hampshire comenzará en medio año la campaña electoral estadounidense. Los dos candidatos republicanos a la presidencia, Rudolph Giuliani y John McCain, también se dejaron ver estos días en el lujoso lugar de vacaciones de Wolfeboro.

   Las vacaciones estadounidenses del presidente francés tienen también una cara personal: “Cuando era pequeño no tuve oportunidad de viajar a Estados Unidos. Algo así no era habitual en mi familia”, afirmó Sarkozy.

   Y a su mujer Cecilia la presentó la noche de su victoria electoral con estas palabras: “Si les gustó Jackie Kennedy, venerarán a Cecilia”. Las críticas de la oposición por la villa lujosa con playa privada en la que veranea Sarkozy, que cuesta unos 20.000 euros semanales (27.400 dólares), fueron respondidas afirmando que había sido invitado por amigos, aunque aún no se sabe quiénes son esos amigos.



Una buena foto. Tampoco se sabe aún en qué forma se llenará de contenido político la nueva amistad franco-estadounidense. Parece cuestionable que Bush apruebe los recientes negocios de armamento de Francia con su viejo enemigo Libia, pero al menos el encuentro de ayer en Kennebunkport proporcionó a Sarkozy una de sus mejores fotos de vacaciones en Estados Unidos, entre ellos la política armamentística de Irán.

   En el almuerzo informal, al aire libre con hamburguesas y panchos, Bush elogió a su par de Francia, pero admitió que mantiene diferencias de opinión respecto a la guerra en Irak. “Tuvimos, en particular, desacuerdos sobre Irak”, dijo Bush al llegar el presidente francés a la residencia playera de los padres del mandatario. “Pero nunca permití que los desacuerdos impidieran trabajar juntos en otras áreas”. El presidente estadounidense dijo que ambos hablaron durante 45 minutos de temas mundiales. Es el tercer encuentro de ambos mandatarios desde que Sarkozy asumió el poder.

   Como ilustración del nuevo clima que impera entre la Casa Blanca y el Palacio del Elíseo, Sarkozy nunca consideró postergar el encuentro con Bush pese a tener que regresar apresuradamente desde la mansión en la que veranea a París para asistir el viernes al funeral del cardenal Jean Marie Lustiger. Sarkozy regresó de inmediato a Estados Unidos, llegando el viernes por la noche para prepararse para el encuentro con Bush.
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Los Bush y Sarkozy pasean en lancha.



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