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 domingo, 12 de agosto de 2007  
Interiores: razones sexuales

Jorge Besso

Nada como la sexualidad para ilustrar la complejidad humana, porque la variedad de causas que intervienen no siempre son posibles de dilucidar en un amplísimo campo que va desde lo biológico a lo social. Las razones hormonales son más que insuficientes para explicar y abarcar un abanico cada vez más grande, donde la sexualidad muestra y prueba que es uno de los terrenos donde hay un abismo con relación a nuestros hermanos biológicos, ya que el humano es un ser psicosocial capaz de ir en la dirección correcta como también de lanzarse a contramano de cualquier convención.

La sexualidad humana está atravesada de una punta a la otra por la fantástica diversidad de culturas que muestra el planeta distribuidas entre sus polos. Por eso sus usos y costumbres no sólo tienen una gran variación intercultural, sino que la diversidad también se puede constatar en lo intracultural, ya que aun los habitantes de una misma cultura muestran apetitos diferentes, como también se lo puede comprobar dentro de una misma familia.

El erotismo despliega cada día y cada noche sus formas más variadas, a partir de un hecho con toda probabilidad evidente, y sin embargo en tantas ocasiones negado: la sexualidad humana carece de regulación instintiva. Es decir, sin un canon que incluya a toda la especie humana alrededor de un objeto adecuado para la satisfacción sexual, igual para todo el mundo, y que al mismo tiempo garantice la reproducción de la especie con hombres y mujeres complementados entre sí en armonía con las convenciones sociales más tranquilizantes, e integrados como corresponde con la naturaleza. Donde los machos no echen ninguna mirada a otros varones, ni claro está, las féminas se agiten con sus colegas sexuales transpirando una sexualidad distinta.

En semejante contexto las investigaciones sobre la sexualidad no cesan de reproducirse, confiando de alguna manera en que el tema mantiene una atracción milenaria con relación a supuestos enigmas que más bien son evidencias. Como lo demuestra una inefable investigación de un grupo de notables de la Universidad de Austin en Texas, dirigido por el doctor Buss, (a quien le sobró una s y le faltó una h para ser presidente), y cuyos resultados se pudieron leer en el diario La Nación de Buenos Aires y en La Vanguardia de Barcelona. El equipo se dedicó a investigar cuáles son las razones que impulsan a hombres y mujeres a tener relaciones sexuales.

Los investigadores, haciendo gala de la pasión encuestadora que los caracteriza, se tomaron el trabajo de interrogar en dos etapas a 2000 masculinos y femeninos, por lo que parece normales heterosexuales, inquiriéndoles sobre cuáles son los motivos que preferentemente los encienden sexualmente. El resultado fue que encontraron que los encuestados mostraron un total de 237 motivos o razones que los llevan a tener relaciones sexuales. Esto en un espectro muy amplio de respuestas: alguien dijo que lo hace “para estar más cerca de Dios”, otro señaló que lo que lo lleva es “que se le vaya el dolor de cabeza” y uno, decididamente nada romántico, declaró que lo hace “cuando está borracho”.

Los resultados son más que interesantes, y no es demasiado sorprendente la respuesta referida a Dios si se piensa que los buenos orgasmos están un poco más cerca del cielo que de la simple chatura de la Tierra. Sí sorprende que la motivación sea una terapia contra el dolor de cabeza cuando a menudo es la excusa para no hacerlo, supuestamente la preferida por la población femenina. En cuanto al señor que respondió que su motivo o razón esencial que lo impulsa a la cama es cuando está borracho, quizás esté hablando del miedo a la situación en el escenario sexual, lo que el ilustre Valdano dio en llamar pánico escénico, que si bien lo desarrolló con respecto al fútbol también puede aplicarse a la ocasión referida, sin olvidar que el ex futbolista no usurpó ni truchó ningún título como está de moda últimamente.

Con todo, un resultado que no se puede soslayar es que tener un hijo es sólo un motivo más entre los 237 listados por los investigadores, además de algunos más habituales y frecuentes como pueden ser los que hablan de atracción como el impulso fundamental para ir a la cama, o algunos otros más narcisísticos como es el caso de los que lo hacen para levantar la autoestima. La reproducción está lejos de estar en el centro de las razones de la sexualidad humana que pueden ser 237, pero obviamente pueden ser muchas más, en muchas ocasiones motivaciones más o menos egoístas. Razón por la cual la sexualidad humana, un campo tan fantástico como complejo, puede ser uno de los mejores lugares para comprender que el otro es precisamente otro, es decir el que tiene otras razones.


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