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 sábado, 04 de agosto de 2007  
Motochorros le roban a una mujer un bolso con $79 mil
Daniela llevaba a un banco de zona sur el dinero de la venta de una casa cuando fue asaltada

Leo Graciarena / La Capital

“Ya no me quedan más lágrimas por llorar”. Daniela no tiene consuelo. Y es que el miércoles por la mañana, cuando se dirigía hacia un banco de la zona sur para depositar 79 mil pesos en efectivo que llevaba en un bolso de tela, fue asaltada por dos motociclistas. “Me siento una boluda, pero pensé: «Quién va a creer que una mina como yo llevaba esa guita encima. Por eso me fui en colectivo y llevé el dinero en una bolsa”, dijo la mujer al intentar explicar la lógica de su accionar.

   Daniela tiene 37 años, un marido comerciante y dos hijos con los que vive en barrio Tablada. Durante la semana que termina, la mujer se vio ante una encrucijada poco habitual. Tenía que depositar 79 mil pesos en efectivo en la sucursal que el Banco Galicia tiene en el barrio Tiro Suizo, más precisamente en la esquina de avenida San Martín y Anchorena. Ella vive a 12 cuadras de ese lugar y el dilema era cómo transportar esa suma, una verdadera fortuna para un ciudadano de a pie. “Eran ocho fajos que todavía tenía las fajas del banco Credicoop del cual los había retirado”, contó Daniela. “Los metí en una bolsa de tela de jean y me fui para el banco. ¿A vos te parece que doy el perfil de una persona que puede llevar encima 79 mil pesos?”, reflexionó ante La Capital.



¿Salidera o robo al voleo? “Yo no quiero que esto se sepa. Al fin al cabo ya está. Me pasó y la plata no va a aparecer”. Eso fue lo primero que dijo Daniela, antes de aceptar el diálogo con este diario. Y así comenzó a narrar su historia y los tres asaltos que sufrió en la misma cantidad de años. En uno le vaciaron su casa sacando los muebles por la ventana, pero ninguno de sus vecinos vio nada. Otra vez fue toda la ropa que tenía colgada en la soga del patio y una bicicleta. Y ahora los 79 mil pesos.

   Acerca del origen del dinero, Daniela contó que hace seis meses, con su marido, vendieron una propiedad. “Ahora me dicen que soy una boluda porque llevaba la plata en una bolsa de tela. Y te cuento que la mujer que nos compró la propiedad, cuando nos trajo el dinero, lo tenía en una bolsa de supermercado y envuelto en papel de diario. Me robaron a mí porque me tocó. No porque me vinieran siguiendo. Los ladrones tuvieron suerte. Es eso”, relató como quien no quiere pensar en que fue una presa señalada.

   Daniela contó que, a excepción de su marido, nadie sabía que iba a realizar el trámite. El miércoles se levantó temprano, tomó los ocho fajos de dinero y los colocó en una bolsa de tela de jean color azul. Se vistió informalmente, como siempre, desayunó y a las 10 de la mañana se fue a esperar el colectivo 141 en la esquina de su casa.



Un viaje corto. El recorrido no duró mas de 10 minutos y la mujer hasta tuvo la suerte de ir sentada. El ómnibus la dejó en Buenos Aires y Anchorena, a sólo 150 metros del banco al cual ella iba. “En la calle no había nadie, al menos eso me pareció en un primer momento. Cuando bajé, me colgué la bolsa del hombro derecho y me paré en la esquina para cruzar la calle rumbo a San Martín”, precisó. Fue en ese instante que sucedió lo que tardará mucho en olvidar.

   “Cuando estaba por cruzar sentí que desde atrás alguien me agarraba la bolsa y me empujaba hacia adelante. No pude reaccionar y me caí sobre mi mano derecha, que tengo recién operada”, recordó Daniela. “Lo único que alcancé a ver fue que los dos tipos llevaban gorritas de lana color oscuro y se fueron por Anchorena en una moto grande, tipo enduro. Fue todo muy rápido”, rememoró.

   Cuando pudo reincorporarse, Daniela tuvo “un ataque de locura” y empezó a gritar. “Tuve que ir al médico y me recetaron Valium para que esté más tranquila”, confió. “La policía me preguntó si tenía la plata asegurada o cómo no se me ocurrió pedir una custodia policial para que me acompañara. ¿Sabés cuánto me salía? 50 pesos. Pero yo no sabía que se podía hacer eso. Pero ya está, me robaron, lloré lo que tenía que llorar y la guita igual no va a aparecer”, sintetizó con total resignación.


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La esquina de Anchorena y Buenos Aires. Allí Daniela se bajó del 141 para ir hasta el banco.

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