La autoestima como base de mejores aprendizajes

Alumnos del Cepa Nº 195 de Villa G. Gálvez participan en talleres escolares

Matías Loja / La Capital

“Hay historias que parecen sueños, y sueños que pueden cambiarnos”. La frase, escrita en el pizarrón, es el puntapié inicial para la actividad en la que están inmersos los chicos del Centro Educativo Para Adultos (Cepa) Nº 195, de Villa Gobernador Gálvez.

Mediante distintos talleres que buscan rescatar la autoestima como base de nuevos aprendizajes, los jóvenes, docentes y directivos de este centro de enseñanza —dependiente de la Escuela Nocturna de Jóvenes y Adultos Nº 60 “Juana Azurduy”— desarrollan un “proyecto enmarcado en el paradigma de la resiliencia”, apunta la docente Susana Piccoli, una de las responsables de la propuesta. La iniciativa funciona desde hace tres años y participan además las maestras Mabel Pratto, Alicia Maidana y Norma Tavecchio.

“El concepto de resiliencia —apunta Piccoli— centra la propuesta en caracterizar a aquellos sujetos que, a pesar de nacer y vivir en condiciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y socialmente exitosos”. De allí la emergencia de este tipo de iniciativas que buscan sobreponerse a las adversidades.

Nacidas como escuelas para adultos, la situación social empujó a muchos Cepas a incorporar en sus aulas a adolescentes que por distintas razones no pudieron continuar sus estudios en las escuelas diurnas. “Acá la mayoría son chicos de entre 14 y 17 años, muchos trabajan durante el día y otros por distintos problemas tuvieron que dejar la primaria a la que iban”, describe Mabel Pratto, otra de las educadoras. Entre esos problemas, las docentes destacan situaciones familiares conflictivas y realidades derivadas de la pobreza y la marginación.

Pero con la ayuda de la ONG “Aguante Rosario”, y con un respaldo institucional de la escuela en la que funciona el Cepa 195, docentes y directivos buscan generar, mediante distintos talleres, instancias para que los jóvenes puedan encontrar en la escuela un espacio en el sean protagonistas del cambio. Porque muchas de las cosas que ellos mismos elaboran en los talleres, como títeres, mandalas y hasta una ludoteca, las regalan a los chicos internados en los hospitales y dispensarios de la zona.

   

Integración y diversidad

“De todas las cosas que hicimos entre el año pasado y este, a mí lo que más me gustó fue hacer las mandalas (figuras en papel)”, comenta Gisela, una de las alumnas del Cepa 195. Ivana y Ayelén, que comparten el multigrado con Gisela, destacan la confección de collares, aros y pulseras como las actividades que más les atrajo.

Pero ahora, y en cercanías al día del niño, los jóvenes de Villa Gobernador Gálvez se proponen armar cajas de golosinas, de distintos diseños, para regalarles a los chicos de la zona.

Surgidas para dar respuesta a las crisis social agravada desde fines de 2001, las actividades extracurriculares del Cepa Nº 195, que funciona en el edificio de la Escuela Primaria Nº 132 de Villa Gobernador Gálvez (Mitre 1653), incorporó en los últimos años a un grupo de adolescentes provenientes de una escuela especial. “La integración de estos chicos con capacidades diferentes con el resto fue exitosa, una unión y compañerismo sin discriminación”, comenta Mabel Pratto.

“Por eso —concluye Piccoli— lo importante es que ellos vean que pueden darle algo a otros, y aún en situación de carencia sientan que pueden ser útiles”. Aunque sostiene que “para tener un proyecto de resiliencia debe haber docentes y directivos que también lo sean, que crean en estas propuestas”.

Los estudiantes del centro de enseñanza confecionan materiales para los chicos de los hospitales y dispensarios de la zona.