Dudosas compras de lotes en la zona del puerto santafesino

Diario Uno de Santa Fe

Santa Fe.— Una oscura historia comenzó a entretejerse desde mayo de 2003. Un grupo de inversionistas se dedicó a adquirir lotes en la zona donde será emplazado el nuevo puerto capitalino. Un funcionario que rigió los destinos portuarios santafesinos, Benito Correnti, y Gustavo Víttori, empresario impulsor del traslado, habrían estado al tanto de las maniobras. Hay sospechas de tráfico de influencias y omisión de deberes de funcionario público.

   El episodio pudo pasar desapercibido por años para muchas personas. Hubiese sido un acta más entre las tantas del Registro de Contratos Públicos de Santa Fe. Pero no al menos para quienes firmaron como compradores en la registrada el 27 de mayo de 2003, folio 1720, tomo 658 par, División Dominio Departamento La Capital.

   Allí consta la compra por los integrantes de una sociedad anónima de una superficie de 3.288 hectáreas, 76 áreas y 69 centiáreas, que se consigna como “una fracción de terreno (isla) que de acuerdo al plano del ingeniero Victorino Liguori, inscripto en el Departamento Topográfico de la provincia en marzo de 1957, se designa con el número 3”.

   No fue el único predio adquirido por esa sociedad. En el mismo documento figura la operación por la cual se quedó con lo descripto como el lote 2: “Una superficie de 1.274 hectáreas, 66 áreas y 87 centiáreas. Un renglón más abajo, se dice que “esta compraventa se realiza por 40 mil pesos, que los vendedores reciben de conformidad de manos de los compradores en efectivo”.



¿Tráfico de influencias? Hasta aquí se trataría de la descripción de una venta de terrenos entre privados a mediados de 2003. Pero todo esto toma otro color cuando cuatro años después se confirma que a muy pocos metros de ese exacto lugar se levantará el nuevo puerto de Santa Fe. Varias preguntas surgen: ¿cómo acertaron, con cuatro años de anticipación, el sitio lindero donde se edificará el nuevo enclave fluvial? ¿Alguno de sus integrantes gozaba de clarividencia o alguien cercano —un miembro de una organización económica mayor que los unía— los guió con información desde algún puesto estratégico desde el Estado provincial? ¿Estamos en presencia de un caso de tráfico de influencias?

    Si pudiésemos volver hasta 2003, nos encontraríamos en plena puja electoral por la Intendencia de la ciudad, donde un candidato se presentaba como empresario preocupado por los destinos de la capital.

    Así fue como Benito Correnti decidió encarar su campaña preelectoralista. Sin embargo, a pesar de haber sido derrotado en la interna, tanto arrojo no resultó en vano.



Primero en la lista. Luego de las elecciones de agosto de aquel año que le permitieron su segundo mandato, Jorge Obeid designó en septiembre al frente del ente administrador del puerto a Correnti.



Puesto clave. Fue confirmado antes que lo fuera el titular de la cartera de Gobierno o el de Hacienda. El 8 de enero de 2004 asumió y una de sus primeras medidas fue designar al encargado de verificar la legalidad de los actos del puerto, un puesto vital en el organigrama de operaciones: Fabio Arredondo, el contador del Centro de Estudios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, cuando estaba presidida por quien viene bregando hace años con afanoso interés por el traslado del puerto: Gustavo Víttori, quien participó de reuniones de gabinete, dialogó con inversores y hasta se habría dado el lujo de señalar con muchos meses de anticipación el lugar indicado.

Gustavo Víttori, el empresario que impulsó el traslado del puerto.