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 domingo, 24 de junio de 2007  
El temido “domingo negro”

Por Mauricio Maronna
La CapitalMauricio Macri ganará hoy el ballottage en la ciudad de Buenos Aires pese al alto grado de rechazo hacia su figura en el distrito más mediático del país.

   A diferencia de las finales de los campeonatos de fútbol (que no se explican, se ganan o se pierden) no será lo mismo que Daniel Filmus perfore el 40% de los votos (porcentaje que el justicialismo jamás consiguió en la Capital Federal desde el 1983) a que el ingeniero (éste sí con diploma) le propine una paliza como la del 3 de junio. Si la candidata del ARI Fabiana Ríos se impone en Tierra del Fuego, ahí el título del lunes estará cantado: domingo negro para Néstor Kirchner.

   Junio es el peor mes desde que el santacruceño llegó a la Presidencia. Quedó corroborado que las bravatas contra los países centrales, los empresarios, la Iglesia y el noventismo le sirvieron a Kirchner para construir poder al punto de no tener en el horizonte (que tiene como punto de referencia los comicios de octubre) ningún candidato presidencial que esté a la altura del conflicto, pero no para sacar a la Argentina del purgatorio.

   Los gravísimos problemas energéticos, la inflación real (que duplica los pases de magia que ensaya el impresentable secretario de Comercio, Guillermo Moreno) y el hartazgo que crece día a día en las clases medias con los tics tribuneros del jefe del Estado imantarán a su segundo mandato, o al primero de Cristina Fernández, en un desafío que hasta ahora no ha tenido: convertirse en estadista.

   Mucha confusión reina entre los analistas políticos a la hora de evaluar el triunfo del golden boy, que supo ocultar su opaca capacidad oratoria y su escasa preparación intelectual merced a la apelación al eficientismo frente a la oxidada iconografía progre de sus adversarios y al sentido común y la frescura de la candidata a vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti, vilmente atacada por un periodista que oficia de “defensor de los derechos humanos” en una columna dominical, pero que no trepidó en mofarse de la discapacidad motriz de la mujer.

   Kirchner no supo, no pudo o no quiso aupar a Daniel Filmus en la semana posterior a la primera vuelta, cuando descargó toda su ira, su crispación y su intolerancia hacia Macri en lugar de entender el mensaje de las urnas. Cualquier lector de los nuevos manuales de estrategia política y marketing sabe que todo líder con intenciones de permanecer en el poder tiene que construir a su futuro adversario.

   Este diario fue el primero en revelar un pacto no escrito entre el jefe del Estado y el presidente de Boca Juniors. Consistía en sacar de la cancha a Jorge Telerman para permitir el ingreso al ballottage del ineficiente ministro de Educación. La contraprestación fue morigerar una campaña sucia en la tarea proselitista que desembocó en el primer domingo de junio. Esto quedó evidenciado en el debate que protagonizó la tríada en un canal de cable: Macri se regocijó y sacó partido de la riña de gallos en la que se enfrascaron el jefe de Gobierno y Filmus. Macri se divertía viéndolos pelear como chicos malcriados.

   “Las cosas se dieron tal como se las conté... Pero igualmente las balas le entraron por primera vez al Narigón (por Kirchner). Se tuvo que ir a Santa Cruz después de tres meses porque no se va a bancar los festejos del domingo (por hoy) de toda la oposición. Y ni le digo si el ARI gana en Tierra del Fuego, ahí monta en cólera”, blanqueó a La Capital una fuente calificada, de excelente llegada a la familia Kirchner.

   El presidente debe agradecer la flácida vocación de poder de la oposición nacional, que ha dejado en soledad a la rosarina Ríos, quien enfrenta hoy el ballottage en una provincia donde los sobornos están a la orden del día. El mismo enclave en el que la propia candidata a vicegobernadora del kirchnerista Hugo Cóccaro reveló que “éste (por el titular del Ejecutivo) manda a matar gente”. Ni la propia titular del ARI, Elisa Carrió, pisó el pequeño distrito en el que su partido puede hacer historia. Rarezas de la política nativa.

   En Tierra del Fuego hay poco más de 90 mil electores en condiciones de votar, lo que convierte a la provincia en un Estado menos populoso que cualquiera de los partidos del Gran Buenos Aires. “En un distrito tan chiquito, las apretadas a los empleados públicos y la posibilidad de un fraude están a la vuelta de la esquina. Es increíble que no haya venido nadie de Buenos Aires”, dijo a este diario una estrecha allegada a Ríos, quien hizo sus primeros pasos en política social de la mano del cura Tomás Santidrian.

   Más allá de este domingo clave para el futuro de la política argentina, poco y nada de novedoso dejó el paso del presidente por Rosario. Posó con una remera que decía “Agustín Rossi gobernador”, saludó afectuosamente a Rafael Bielsa, pero no se olvidó de elogiar a Miguel Lifschitz ni de saludar (al igual que Cristina Fernández) al candidato del Frente Progresista, Hermes Binner.

   Antes de subirse al Tango que lo trajo a la ciudad, Kirchner pidió las encuestas de Santa Fe y se detuvo en el desagregado que indica que la mayoría de los votantes de Binner se inclinarían por él en las presidenciales de octubre. “Muchachos, hoy somos neutrales”, fue la orden que les bajó a sus colaboradores más cercanos.

   “¿Saben qué fue en lo que más insistió Protocolo de la Presidencia? En que ustedes estuvieran lo suficientemente lejos como para no hacerle ninguna pregunta de la cuestión política en la provincia”, dijo uno de los principales encargados del armado del acto. Cómo se escribió el jueves en La Capital, Rosario es el único destino en el que el presidente tapa su humor huracanado y habla como un estadista. En las internas del Frente para la Victoria ninguno de los dos precandidatos es el delfín del mandatario.

   El ex canciller tiene el aval del obeidismo, dueño de la billetera provincial, y de referencias territoriales importantes en el Departamento General López (Ricardo Spinozzi) y en Rafaela (Omar Perotti), conglomerados clave por la cantidad de electores.

   Rossi cuenta con el aval de gremios importantes, hizo una campaña correcta y esforzada y apuesta al voto escondido de Rosario que, en el debut de las primarias (en el 2005), catapultó al farmacéutico Daniel Peresotti a pelear palmo a palmo las internas a concejal con Osvaldo Miatello, algo que nadie esperaba.

   Todas las encuestas para el 2 de septiembre próximo dan ganador a Binner, por lo que el justicialismo deberá sí o sí disciplinarse detrás del candidato que resulte electo dentro de siete días. Cualquier fuga de votos, por más nimia que resulte, será capitalizada por el socialista, a priori triunfador por un amplísimo margen en Rosario. Pero, además de ello, Bielsa o Rossi necesitarán que Kirchner, Obeid y Reutemann dejen expresa constancia de que ansían un triunfo peronista y de que están dispuestos a jugarse por ello. La neutralidad (como la que mostró el presidente) beneficia únicamente al Frente Progresista.

   Fuera de la interna peronista, no hay demasiados atractivos. Miguel Lifschitz ganará cómodamente una compulsa que nunca debió haber existido con Carlos Comi y que solamente sirve para mantener aceitados los aparatos. Si la Coalición Cívica logra colar un candidato a concejal en la lista definitiva será recibido con bombos y platillos entre los seguidores de Carrió.

   La gran incógnita es saber qué pasará con los independientes que en la general votarán a Binner. ¿Intervendrán de lleno en las primarias para votar por Rossi o Bielsa? ¿Cómo será el corte de boletas? Si se repite el masivo flujo de votantes de dos años atrás cualquier opción goza de credibilidad.

   Pese al cambio de sistema electoral que derribó a la demonizada ley de lemas casi nada de novedoso hay en la política santafesina. La ausencia de debate entre Rossi-Bielsa y Lifschitz-Comi es un signo negativo hacia decenas de miles de santafesinos que solamente concurrirán a las urnas por la carga pública que pesará sobre ellos si se abstienen de ingresar al cuarto oscuro.

   Sí sorprende (y merece el elogio) la inexistencia de agravios entre los precandidatos del peronismo, hasta ahora responsables de una campaña tan civilizada como poco adrenalínica para quienes no son parte interesada.

   Lo que ven es lo que hay.
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Macri y Kirchner.


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