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 domingo, 24 de junio de 2007  
Italia, más dependiente de la energía de Rusia

Roma. — La empresa italiana ENI y el gigante estatal de Rusia Gazprom firmaron un memorándum de entendimiento para la construcción de un nuevo gasoducto que conectará Rusia con la Unión Europea a través del Mar Negro. El proyecto hará a Europa occidental aún más dependiente de la Rusia del presidente Vladimir Putin.

   El ENI indicó que el proyecto, llamado “Corriente Sur”, ayudará a reducir los efectos de posibles cortes de gas experimentados por la UE debido a la creciente demanda y menor producción interna en los próximos años. “Este nuevo acuerdo además fortalece la alianza entre ENI y Gazprom y constribuirá significativamente a mejorar la seguridad del suministro energético para la Unión Europea”, según el holding italiano.

   El memorándum está relacionado con un estudio de factibilidad técnica y económica para la construcción de un gasoducto de 900 kilómetros que cruce el Mar Negro desde la costa rusa en Beregovaya hasta la costa búlgara.


Unión estratégica
Los gobiernos de Roma y Moscú acordaron recientemente una asociación empresarial estratégica, mientras ENI y Gazprom firmaron acuerdos comerciales en noviembre de 2006.

   “El proyecto «Corriente Sur» busca fortalecer la seguridad energética europea. El acuerdo firmado hoy demuestra una vez más la fuerza de la asociación estratégica entre Italia y la Federación Rusa, que reforzará la cooperación entre la Unión Europea y Rusia”, indicó el ministro de Desarrollo Económico italiano, Pierluigi Bersani.

   Pero fuentes independientes y la prensa europea, sin embargo, tienen una visión menos optimista: como ya ocurriera con Alemania, con la que Moscú creó un consorcio para construir un gasoducto a través del Mar Báltico, el Krenlim de Putin, a través de Gazprom, tendrá ahora un mayor peso político en el sur de Europa.

   Europa se ve cada vez más condicionada por su dependencia del gas de Rusia y el petróleo de los países árabes. Criticar a esos países en materia de violaciones a los derechos humanos y falta de libertades se volverá cada vez más una cuestión puramente retórica para la UE.
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