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domingo,
24 de
junio de
2007 |
Viajar en remís trucho, una odisea
El sábado 16 visité a mi hermana en Pueblo Esther, un lugar donde en la entrada te dan una grata bienvenida. Cuando decidí volver a mi casa con dos nenas, una de 7 años, otra de 2 meses y mi abuela de 69, consigo un auto que tardó una hora. Cuando llega el automóvil, subimos. Eramos más personas de las permitidas, entonces las que sobraban debían bajarse. En realidad, quedamos dos mayores y mis nenas. Fue ahí cuando comenzó la odisea. Este remisero, muy groseramente, me dice que no me va a llevar y decide dejarme en la puerta de la remisería. Sin motivos, me sigue diciendo que no va a llevarme y decide abandonarme con mis hijas en un estado de nervios. Me voy pidiéndole explicaciones, pero lo único que sigue diciendo es que no me llevaría. ¿Acaso esto no es abandono de persona sin razones? Me hizo bajar con el frío y sin elección que la de tener que esperar el colectivo. ¿Acaso esta persona tendría razones o simplemente fue una excusa para quedarse en la remisería que queda en una estación de servicio, donde allí seguro que el frío no se sentía?
Analía Lavinia
DNI 28.389.045
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