Un gesto para recordar

"Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón", dice Fito Páez. Nunca tan vigente la frase. El sábado 16 de junio me encontré siguiendo una ambulancia por los distintos hospitales de la ciudad, ya que estaban saturados y no nos daban cabida. Fue un momento que jamás hubiera imaginado, con una persona muy cercana a mi en estado de coma durante tres horas, y yo sin poder darle una solución. Pero como estamos en esta vida para aprender y a pesar de esta terrible impotencia, comenzaría a sorprenderme paso a paso gracias a la decisión de la gente de Emerger, que en una actitud sorprendente logró que nos recibieran en el Hospital Centenario. La vida nuevamente me aleccionaría. No puedo creer en la forma que nos fue notificada la situación terminal de mi amiga. Sin dudas esa mujer habla inspirada por Dios. Desconozco los nombres de estas personas y es por eso que utilizo este medio para contarles lo que me sucedió esos días a modo de reconocimiento y gratitud. Mi amiga murió, pero no en vano: dejó una vez más enseñanzas que tienen un valor impresionante para todos aquellos que la amamos. Mi agradecimiento profundo a la gente de Emerger y al personal de terapia intensiva del hospital Centenario.

Gustavo van Zandweghe

DNI 17.668.486